11 de julio de 2007

 ¡Ya estamos en Río!

Miguel Hernández, enviado especial
miguel.hm@granma.cip.cu

RIO DE JANEIRO-  Muchos apenas pegaron los ojos la noche anterior, entre el madrugón por la hora de estar en el aeropuerto habanero, la secuela de la tormenta con sus fuertes descargas eléctricas, y la propia tensión de la salida hacia el gran acontecimiento.

Pero unas horas después, ocho exactamente, las que duró el vuelo especial directo entre La Habana y Río de Janeiro a bordo de uno de los tres modernos IL-96 comprados a Rusia el pasado año, más de un centenar de deportistas desfilaban por la terminal internacional carioca, alegres y optimistas sin dejar ver cansancio, hasta vaciarse en varios ómnibus con rumbo a la Villa Panamericana.

La tercera avanzada con la que casi se completó la delegación cubana a los XV Juegos Panamericanos que se inauguran el viernes, llegó al atardecer de este martes con diversas figuras del espectro deportivo, del presente y el pasado.

Gimnastas, judocas, remeros, tiradores, corredores, voleibolistas, piragüistas, beisbolistas – Alexei Ramírez y Jonder Martìnez para unirse a la selección-, luchadores, y futbolistas de sala, recibieron el "bemvindo" de simpáticas jóvenes del comité organizador tras entregarles sus credenciales.

Famosos y desconocidos llegaron ayer. El médico Rodrigo Alvarez Cambras —uno de esos personajes que sin competir está en la historia de varios pergaminos—, los legendarios Alberto Juantorena y Teófilo Stevenson, el ex púgil doble campeón olímpico Mario Kindelán, que en septiembre marchará a Beijing a laborar con el equipo chino, y el resto de las luminarias invitadas, también formaron parte de esta "furia roja caribeña", como lo anuncia el color de su atuendo deportivo, y su ilustre expediente.

Entre los "desconocidos" viajó Yunitza Meneses, perdida en la muchedumbre, pero con sed de venganza. Cuatro años atrás en Santo Domingo lloró a lágrima viva más que por su hombro dislocado, por hacer naufragar la ilusión de oro de cuatro mujeres en un kayak. Quiere el desquite. Quiere titulares.

 

Equipo de Ediciones Digitales de Granma
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