Río de Janeiro, la magnitud del reto
OSCAR SÁNCHEZ
Una rica historia deportiva, un caudaloso aval en justas continentales, mundiales y olímpicas, deportistas con un incomparable compromiso con su pueblo, todo lo cual la han convertido en una potencia deportiva a nivel del planeta, elevan la cota para la comitiva que representará a la mayor de las Antillas en la lid multideportiva de la ciudad brasileña. Corresponder a esa singular trayectoria, y hasta superarla, con una joven delegación, que en su gran mayoría debutará en lides de este tipo en Río, multiplica la dimensión del reto, pero también motiva el propósito de mantener el segundo lugar por naciones en el medallero final de la justa, posición que se conserva desde 1971, cuando se celebró la sexta edición en Cali, Colombia. Por supuesto, de cara a la exigencia debe precisarse que el mapa deportivo mundial, y el de América no es la excepción, se ha ido complejizando. La exagerada comercialización, incluyamos en ella la migración de atletas, cada vez más marcada por el carácter profesional del deporte, y una visible mejoría del continente en la alta competencia, son aspectos que demandarán de los deportistas cubanos redoblar sus esfuerzos. En Río de Janeiro se repartirán, según el Comité Organizador, 332 juegos de medallas, o sea, habrá igual cantidad de posibilidades de preseas doradas y 221 de ellas estarán concentradas en 12 de las 41 disciplinas convocadas por el programa de competencias. Atletismo, boxeo, ciclismo, canotaje, remo, tiro, natación, lucha, levantamiento de pesas, judo, gimnasia artística y esgrima, todas con 10 o más títulos, cargarán con el 66% de las preseas áureas, de manera que el análisis es sencillo: las naciones que aspiren a los puestos más altos en el medallero, obligatoriamente tendrán que tener una importante presencia en varios de los podios de premiaciones de esa docena de deportes. Tomemos la edición precedente de Santo Domingo, hace cuatro años. Véase a la cuarteta vanguardista en esas 12 modalidades y observemos a los tres primeros del medallero final por naciones.
Estados Unidos estuvo entre los cuatro primeros en los 12 deportes que más metales dorados otorgaron, Cuba hizo lo mismo en 11 de ellos y Canadá lo logró en la mitad. Datos más reveladores apuntan que la plantilla estadounidense en Santo Domingo alcanzó en esas disciplinas el 62% de sus premios de primer lugar, Cuba llegó hasta el 82 y Canadá hasta el 38%. ¿RIVALES EN ESOS EVENTOS? No permite la historia de estas lides establecer un grupo de vanguardia. Estados Unidos y Cuba dominan desde 1971 la cima (primero y segundo puestos), muy distanciados de un bloque en el cual están instalados los pabellones de Canadá, Argentina, Brasil y México. Cubanos y estadounidenses, con 1 672 y 723 preseas doradas de las 3 517 repartidas en estas reuniones polideportivas, copan el 68% de esos premios, es decir entre los otros 40 miembros de la Organización Deportiva Panamericana (ODEPA), está distribuido el resto de las medallas de oro. Canadienses (308), argentinos (247), brasileños (187) y mexicanos (137), suman 879 lauros áureos, que representan el 25% del total. Un simple cálculo deja en solo 241 trofeos a 36 países. De manera que los principales adversarios de Cuba frente a su compromiso son esas naciones. Canadá en 1999, cuando fue sede en Winnipeg, quedó a solo cinco pergaminos dorados del segundo puesto, en lo que constituyó la principal amenaza al sublíder del medallero desde Cali-1971. Con anterioridad la diferencia entre esa nación y Cuba, que es igual a decir entre tercer y segundo puestos, ha sido así: 1971 (11), 1975 (39), 1979 (40), 1983 (58), 1987 (45), 1991 (108, en esta edición Cuba terminó en primer lugar con 140 de oro y Estados Unidos segundo con 130), 1995 (65) y 2003 (43). Por supuesto, la versión del 2007 de los Juegos Panamericanos trae como propuesta a un Brasil, que desde su condición de sede, pudiera expresar con más fuerza esa estatura de gigante que posee. Sus autoridades ya han declarado el asedio al tercer escaño, pretensión que puede sustentarse, además, en el desarrollo deportivo de esa nación en los últimos 10 años. No hay que perder de vista tampoco a Argentina, máxima ganadora de preseas doradas en los Juegos Sudamericanos del 2006, de los cuales fue anfitriona, tampoco al repunte venezolano, segundo en esa justa. Ojo también con los visibles progresos de México (recordemos los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Cartagena de Indias, el pasado año), y de Colombia, tercera en los Sudamericanos ya mencionados, escenario en el que Brasil resultó cuarto. El reto está planteado, pero también la voluntad de vencerlo. Cierto es que no será fácil, sobre todo en un programa de competencias que incluso tendrá en máxima alerta a todas las nacionalidades, pues tiene reservadas muchas emociones para los finales. La cita termina el día 29 y el 27 tiene prevista 37 finales, mientras el 28 se disputarán 58. Es decir, 95 de las 332 preseas doradas, el 29%, se otorgarán en esos dos días de finales de la contienda. |
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