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Delirio atlético en Guadalajara: ¡¡18 oros!!

Enrique Montesinos, enviado especial

GUADALAJARA.—La división blindada del atletismo cubano —léase sus ases mundiales y olímpicos—, irrumpió en el estadio panamericano Telmex y prácticamente arrasó con el botín dorado del cierre en dicha instalación, para protagonizar otra actuación de leyenda semejante a las de La Habana 1991 y Mar del Plata 1995: ¡¡18 medallas de oro!!

Dayron Robles. FOTOS: RICARDO LÓPEZ HEVIA, ENVIADO ESPECIAL

Dayron Robles, Yarelis Barrios, Lázaro Eduardo Borges y Guillermo Martínez fueron campeones inobjetables que no se conformaron con vencer y adicionalmente prestigiaron a la Fiesta de América con rendimientos de nivel mundial jamás alcanzados en el entorno de los Juegos.

El reconocido relevo femenino de 4 por 400, junto a revelaciones como su par masculino y el ochocentista Andy González, fueron igual artífices en la solidificación de un epílogo deparador del más cuantioso botín a manera de despedida, siete de oro de 12 posibles.

Andy González.

Todas esas emociones transcurrieron en mitad de una tarde de viernes de recrudecido pulseo en el medallero general con Brasil, gigante sudamericano de meritorio progreso, pero que al final tuvo que rendirse ante la legítima superioridad del atletismo cubano —a falta de dos pruebas de circuito citadino hoy y mañana— y de su crucial contribución cualitativa-cuantitativa al empeño de nuestro movimiento deportivo para mantener su segundo lugar histórico.

La proa del fiestón fue el sólido 66.40 de apertura por parte de Yarelis Barrios en el disco, de entrada inalcanzable para el resto, récord personal y panamericano, pero como la prueba requiere de seis rondas se adelantó en concretarla el guantanamero Dayron Robles también con primacía para los Juegos de 13.10.

 
 
Relevo (f) 4x400.   Relevo (m) 4x400.

En ambos casos hubo muestras de predominio (oro y bronce), con el aporte de dos jóvenes promesas, Orlando Ortega sobre los 110 con vallas y Denia Caballero en el círculo de lanzamientos y para no quedarse atrás Andy González y Raidel Acea reiteraron las mismas posiciones en las dos vueltas al óvalo.

El recordista mundial y titular olímpico reconoció la faena de su bisoño compañero obstaculista, ejemplo de la vigencia de la escuela cubana de vallas; dijo que por una ligera molestia corrió solo para asegurar el oro, compromiso de todos, y ponderó la rapidez de la pista que aún en esas circunstancias le permitió batir el 13.17 del también titular olímpico Anier García, “quien me ayudó mucho en mis comienzos por estar a mi lado entrenando y aconsejándome, todavía más cerca que nuestro entrenador Santiago Antúnez”.

La pinareña estaba rebosante por el “discazo” que significó el máximo de su carrera y por rebasar una primacía de hace 24 años (65.58) perteneciente a otra cubana sobresaliente, la monarca olímpica Maritza Martén. Reiteró que aspira a lanzar 70 metros y luchar por el cetro en Londres 2012, tras lo cual recesará para dar paso a la necesaria maternidad. “Después veré si consigo regresar”, enfatizó.

Guillermo Martínez.

Para el habanero Andy González resultaron muy importantes en su victoria los consejos de su entrenador y de Alberto Juantorena. “Me aconsejaron no apurarme, aunque el brasileño favorito se mandara; él salió demasiado rápido y esperé detrás el momento oportuno para rematar; me sentía en buenas condiciones desde el calentamiento”.

Lo de Guillermo Martínez fue un “paletazo” de 87.20 inédito con cualquier tipo de jabalina en los Juegos. También superior en tres centímetros a su récord cubano del 2006, y válido para colocarlo como quinto hombre del planeta este año, “marca que me hubiera convertido en campeón mundial en Daegu, sin las lesiones que por fortuna ya pasaron y haber llegado antes a la sede coreana”.

Lázaro Borges.

Y los relevos largos constituyeron la tapa al pomo, primero el femenino parejo de principio a fin, capaz de repetir frente al cuarteto mundialista de Brasil el éxito de Río 2007, y el masculino fortalecido con el aporte del vallista Omar Cisneros, único varón bañado en oro dos veces, tanto que el crono de 2:59.43 clasifica entre los mejores de Cuba de todos los tiempos y es el segundo más rápido registrado en los Juegos.

Es cierto que a más intentos aumentan las posibilidades de ganar, pero también las de fallar, y no todo fue color de rosa; hubo lunares para el análisis posterior, pues el momento es de jolgorio merecido por los 18 oros y también por el total de 33 metales, el segundo de todos los tiempos en el exterior, después de los 38 de Mar del Plata 1995.

 

 

Equipo de Ediciones Digitales de Granma
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