Camino a
Guadalajara 2011
Winnipeg’99:
Nada pudo desplazar a Cuba
ENRIQUE
MONTESINOS
montesinos@granma.cip.cu
Todo el esfuerzo
de Winnipeg por auspiciar los XIII Juegos, últimos del Milenio —23
de julio al 8 de agosto de 1999—, tuvo sus frutos al acoger a 4 949
atletas y en total a 9 215 participantes de los 42 países de la
familia deportiva continental.
Erick
López comandó la supremacía en gimnasia, con cinco medallas de oro.
Se reflejó
también en la exitosa actuación del equipo de Canadá en la tabla
final de medallas, la mejor histórica, sin que ello significase un
vuelo tan alto como para desplazar por la calidad de las medallas a
líderes tradicionales, Estados Unidos y Cuba, con 106 y 69 de oro
ganadas, respectivamente, frente a 64 canadienses.
El programa
competitivo mantuvo la misma abultada cantidad de deportes de la
edición anterior, con 38 (cambió la pelota vasca por el pentatlón
moderno), mas resultó verdaderamente impresionante la reducción del
número de pruebas estimuladas con medallas, ¡105 exactamente!
descendiendo abruptamente el total de 432 a 327.
Algunas
delegaciones consideraron haber sido perjudicadas a priori, cuando
los organizadores determinaron las pruebas que no convocarían. De
hecho, Cuba tuvo su faena menos sobresaliente en el medallero en 20
años, desde San Juan’79 (64 doradas, si bien en solo 242 finales
discutidas), denunció un acoso antideportivo en los medios de prensa
y se sintió "trampeada" por ciertos resultados positivos en pruebas
antidopaje.
El caso más
connotado fue el de Javier Sotomayor, multirrecordista y
multicampeón en salto de altura, a quien se le atribuyó uso de
cocaína, sustancia que dijo no haber visto ni en película, además de
no ayudar para nada a los resultados en su especialidad.
De esa forma se
negó su cuarta victoria panamericana en sucesión, beneficiándose
Canadá por partida doble, pues dos representantes suyos quedaron
igualados en el segundo lugar y avanzaron al oro, y también Estados
Unidos, que así pudo escapar del tercer revés seguido en atletismo
ante Cuba.
La mayor de las
Antillas dominó en un sector ya tradicional de los deportes de
combate, sobresaliendo tres de ellos con nueve preseas doradas cada
uno, esgrima (de 10 posibles), boxeo (de 12) y judo (de 14). El
atletismo, no obstante su segundo lugar, le proporcionó la cifra
máxima al cofre, con 10, sin olvidar las de Anier García en 110 con
vallas e Iván Pedroso en salto de longitud, ambos consagrados al año
siguiente en los Juegos Olímpicos de Sydney.
El arte
competitivo de la gimnasia también resultó favorable, siete de 14
títulos, cuatro con el sello personal de Erick López, campeón del
concurso completo por tercera vez y monarca también en paralelas,
arzones y anillas, además de encabezar la conquista de un quinto
premio máximo, el de equipos.
En pesas cedió
el protagonismo, con solo tres de oro, por ausencia en las siete
categorías femeninas e inculparse de dopaje a dos dorados varoniles,
conclusión cuestionada por los médicos cubanos que no encontraron
trazas similares en análisis previos de control ni en posteriores de
comprobación. Sin embargo, Idalberto Aranda en la nueva división de
77 kg, implantó el único récord mundial que prestigió a los Juegos,
205.5 en la modalidad de envión.
En los deportes
colectivos la afición vibró con la ¡¡OCTAVA!! corona al hilo en
béisbol, los éxitos en balonmano y voleibol masculinos y el segundo
histórico de las muchachas del básquet, aunque lamentó el inesperado
revés del voleibol femenino ante Brasil.
En definitiva
fueron entregadas 328 medallas de oro en 327 pruebas, al duplicarse
en salto de altura. Los primeros seis países del medallero con
dígitos dobles dorados fueron los siguientes: Estados Unidos
106-110-80=296, Cuba 69-39-47=155, Canadá 64-52-80=196, Brasil
25-32-44=101, Argentina 25-19-28=72, y México 11-16-29=56.
Además de las
pesas, que redujo a ocho sus divisiones masculinas para adicionar
las femeninas, hubo participación por primera vez de las damas en
polo acuático, fútbol y voli de playa.
Caso curioso fue
el de los mosquitos, cuya abrumadora presencia y sus continuas
picadas no faltaron en reseñas diarias ni en recuentos, bromeándose
con la propuesta del fastidioso bichito "como mascota", por delante
del Pato de los bosques y la Lorita, las oficiales.
En la clausura
del domingo 8 de agosto, el calificativo de Mejores Juegos de la
Historia proferido por el presidente de la ODEPA no pareció en
realidad con tanta dimensión como al endosarlo a La Habana’91 o por
segunda vez a Mar del Plata’95. La vista terminó puesta en Santo
Domingo, elegida para debutar como organizadora en el 2003, pues los
pequeños también tienen derecho.
9 de septiembre
de 2011
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