sábado 6 de agosto de 2011
Camino a
Guadalajara 2011
San Juan’79: Ascenso continuado
ENRIQUE MONTESINOS
montesinos@granma.cip.cu
Los VIII Juegos
Panamericanos llegaron a territorio caribeño de San Juan, metrópoli
de Puerto Rico, con profusión de subsedes en la Isla, del 1ro. al 15
de julio de 1979.
Teófilo
Stevenson, Silvio Leonard y María Caridad Colón, tres de los
campeones en San Juan, posteriores medallistas olímpicos en
Moscú’80.
Algunas cifras:
competidores 3 700, países 34, incluidos Islas Caimán y Antigua,
últimos en ingresar a la ODEPA, con Nicaragua de único ausente, país
envuelto en lucha popular por su liberación; 25 disciplinas al sumar
el softbol (m y f), tiro con arco y patinaje, el cual agregó 17 de
las 25 pruebas más que en México’75, para llegar a 242.
Sin precedente
también: el sonoro abucheo al gobernador Carlos Romero Barceló por
imponer el izamiento de la bandera y ejecutar el himno de Estados
Unidos en el acto inaugural (como Estado Libre Asociado) antes de
similar procedimiento con iguales símbolos puertorriqueños.
Numerosas
estrellas encandilaron el óvalo atlético, algunas consagradas como
Alberto Juantorena (CUB), aunque sin fortuna en Panamericanos,
segundo en 400 y 800 m; Renaldo Nehemiah recuperó la hegemonía
estadounidense en vallas frente a Casañas y Evelyn Ashford, monarca
en 100, 200 y el relevo corto, ambos de Estados Unidos.
Párrafo aparte
para Joao Carlos de Oliveira (BRA), de nuevo doble titular en triple
y longitud, modalidad donde asomó tímidamente con un tercer lugar el
joven, después portento, Carl Lewis, cuya madre, Evelyn Lawler,
participó discretamente por Estados Unidos en los albores de Buenos
Aires’51, sexta y última en 80 con vallas.
velocidad, jabalina y maratón
El bólido Silvio
Leonard para nada volvió a sufrir algún percance y se llenó de
gloria: segundo cubano, después de Rafael Fortún, con doblete en la
velocidad.
Como novata no
sonó el triunfo de María Caridad Colón en jabalina, mas su nombre
rebotó por todos los confines en Moscú’80, primera latinoamericana
titular olímpica y recordista (68.40).
Tampoco para
olvidar, Radamés González volvió a vestir de cubanía el cetro del
maratón, consagrando en reiteración al campeón anterior Rigoberto
Mendoza, su entrenador.
No fue tan
significativa la nueva victoria norteña en atletismo, 25 éxitos de
39, pero sí causó impacto su triunfo boxístico después de Cuba ganar
tres Juegos consecutivos; lo consiguió por puntos, de acuerdo con
las reglas de la Federación Internacional aplicadas, aunque con
cuatro de oro, una menos que los favoritos cubanos, entre ellas la
segunda de Teófilo Stevenson.
De 29 en liza,
28 títulos de natación correspondieron a estadounidenses, todo un
hito. Quedó ratificado el dominio antillano en esgrima, con seis de
ocho cetros, mientras Brasil se esmeraba en judo ganando la mitad de
ocho divisiones.
Cuba volvió a
dominar la gimnasia artística varonil y Canadá la femenil, en tanto
la plataforma de levantamiento de pesas produjo otro aluvión de
títulos, 23 de 30.
béisbol, voleibol (m y f) y baloncesto (f)
Braudilio Vinent,
líder de pitcheo (4-0 y 0.45), récord igual que los cinco jonrones
de Pedro José Rodríguez (average de 500), fueron baluartes del
béisbol, coronado por tercera vez consecutiva, lo mismo que las
sextetas de voleibol, sumándose de manera inédita las chicas del
baloncesto con cierre de leyenda frente a Estados Unidos, para
amasar cuatro de diez modalidades colectivas. Brasil mayoreó el
fútbol, con Cuba delante de Argentina en tiempos felices del
balompié nacional.
En el balance,
Estados Unidos llenó alforjas con 125 de oro, ocho más que en
México’75; Cuba aumentó en siete hasta 64, inamovible del
subliderato, pese a no presentar batalla en la inmensa mayoría de
las 25 nuevas pruebas, de las cuales los enviados norteños acopiaron
15.
Bilateralmente,
nuestros deportistas fueron superiores en nueve especialidades
ganadas: béisbol, voleibol masculino y femenino, baloncesto
femenino, pesas, esgrima, gimnasia y remo, además de clasificar
delante en fútbol, ciclismo, lucha greco y judo, sin contar el
boxeo, donde hubo un oro más, pero se decidió por puntos.
La embajada
deportiva de la mayor de las Antillas, cuyo grueso viajó en el barco
Viet Nam Heroico —rememorando a distancia la victoriosa
epopeya hacia el mismo país a bordo del Cerro Pelado cuando
los Juegos Centro-Caribe de 1966—, regresó a la Patria bien
satisfecha y una vez más consecuente con su lema: En el año 20 de
la victoria, cumpliremos en San Juan.
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