sábado 9 de julio de 2011
Camino a Guadalajara ’11
Argentina doble triunfadora
ENRIQUE MONTESINOS
montesinos@granma.cip.cu
Ya muchos están al corriente del nacimiento de los Juegos
Panamericanos en 1951, en Buenos Aires, pero ¿conocen que desde los
mismísimos I Juegos Centroamericanos de México 1926, se valoró con
fuerza la idea de organizar una lid continental?
Dirigentes deportivos como el conde Henry de Baillet Latour,
titular del Comité Olímpico Internacional (COI) 1925-1942, tenían la
certeza de que certámenes por todo el planeta redundarían en el
desarrollo y esplendor de los Juegos Olímpicos.
Los
favoritos Bragg (USA) y McKenley (JAM) no pudieron con Fortún en la
velocidad de Buenos Aires 1951.
Durante los de Los Ángeles 1932, muchos deportistas americanos
midieron fuerzas en topes informales y se afirma que México propuso
fundar una Confederación Deportiva Panamericana.
A la altura de Berlín 1936 las naciones de América aprobaron en
principio dar curso a los Juegos Panamericanos y en 1937, Dallas,
Texas, auspició el llamado primer intento serio de unión, con
Argentina, Brasil, Canadá, Cuba, Colombia, Chile, Paraguay y Perú,
cuyos atletas se sumaron a los estadounidenses en varios deportes en
el contexto de una Feria Expositiva Internacional.
Los Juegos Bolivarianos —en tributo al libertador Simón Bolívar
que independizó de los españoles a Bolivia, Colombia, Panamá, Perú,
Ecuador y Venezuela— arrancaron en Bogotá 1938, mismo año de los IV
Juegos regionales, en Panamá, reafirmándose la madurez del germen
deportivo latinoamericano, de modo que en Buenos Aires 1940
delegados de 16 países al Primer Congreso Deportivo Panamericano
fundaron el Comité Deportivo Panamericano, enfilado a organizar los
Juegos cada cuatro años, desde 1942, con inicio en la misma capital
argentina.
La Segunda Guerra Mundial, capaz de interrumpir los Olímpicos de
1940 y 1944, resultó valladar inexpugnable y el deporte americano
continuó esperando hasta los centroamericanos y caribeños de
Barranquilla 1946 y los Bolivarianos en Lima 1947.
Bajo los cinco aros de Londres 1948 dialogaron de nuevo los de
norte, centro y sur, reiterando en el Segundo Congreso Deportivo
Panamericano el compromiso con los I continentales para Buenos
Aires, solamente con un atinado cambio de celebrarlos siempre el año
impar previo a los Olímpicos, en este caso 1951. Así se ha repetido
cada cuatro años hasta nuestros días.
SINGULAR VICTORIA ARGENTINA
Seguramente costará entender cómo Estados Unidos, líder olímpico
en Londres y después en Helsinki 1952, no pudo dominar los I Juegos
de 1951, aceptando un subliderato inicial mucho menos difundido que
el de La Habana 1991 ante Cuba.
Los argentinos, además de las ventajas de público y escenarios
afines; facilidades de tener equipos completos, y los provechos a la
hora de determinar el programa competitivo, llevaban años
preparándose para tan ansiado momento, desde 1942 con la sede
otorgada. Y noten que la fecha —25 de febrero al 9 de marzo—,
veraniega en el sur, también favoreció por estar todavía el norte en
invierno.
La representación de Estados Unidos tampoco fue muy numerosa, mas
bien como exploratoria al nacimiento del certamen, decisión suya y
de nadie más.
La victoria argentina —primera y única— resultó inobjetable, con
68 de oro por 46, y quienes prefieren ordenar por los totales
hallarán también líderes a los albicelestes, con 154 (68-47-39), y
Estados Unidos, 98 (46-33-19). Dos veces ganadora, la sede y los
Juegos.
Y qué hizo Cuba... , colocarse tercera en la tabla, con 9-9-10=28
premios, superada en totales por equipos más numerosos, Chile
(8-19-12=39), Brasil (5-15-12=32) y México (4-9-27=40).
La representaron 77 deportistas en once de 20 especialidades; 8
atletas, 16 peloteros, 5 boxeadores, 9 esgrimistas, 8 gimnastas, 2
luchadores, 4 nadadores, 3 levantadores de pesas, 10 tiradores, 10
baloncestistas y 2 ciclistas. Solo los dos últimos deportes sin
lauros.
El históricamente más homenajeado ha sido el camagüeyano Rafael
Fortún —famoso ya al ganar el hectómetro en Barranquilla y en
Guatemala 1950—, por su dupleta sobre pista de arcilla en 100 (10.6)
y 200 metros (21.3) frente a los considerados favoritos Arthur Bragg
(USA-10.6 y 21.4) y Herb McKenley (JAM-11.0 y 21.5), a lo que sumó
una plateada en el relevo corto.
El equipo de béisbol fue protagonista mayor, mientras el botín
principal de seis doradas corrió por los gimnastas (también 6 platas
y 3 bronces) casi en duelo particular con los anfitriones (6-5-4),
pues mexicanos y brasileños fueron inferiores y Estados Unidos con
un solo gimnasta dobló en máximo acumulador y barra fija.
Se preguntarán por qué tantas medallas con solamente lid varonil.
Respuesta sencilla, debido a las mencionadas prerrogativas de la
sede: ¡premiaron singularmente por equipos en los seis aparatos!
Y de carambola Cuba logró una posición general sin concernirse
con la atención de entonces al deporte en la Isla. Se vería después.
viernes 1 de julio de 2011
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