VIII JUEGOS OLÍMPICOS
PARÍS-1924
Por segunda vez París, la gran capital de Francia,
vuelve a recibir los Juegos Olímpicos. Esta representaba la oportunidad
de enmendar los errores en que cayeron los de 1900, cuando la ciudad Luz
opacó la cita multideportiva en medio de una exposición por el
advenimiento del siglo XX.
Sin embargo, según crónicas de la época la
improvisación se apodera de los VIII Juegos. En 1900 el aporte de una
entidad privada, el Racing Club, salvó un poco la situación, aunque
entonces no hubo estadios, sino los terrenos del Bosque de Bolonia, y se
nadó en el Sena.
El
atleta finlandés Paavo Nurmi comenzó a tejer en 1924 su gran cadena de
triunfos en Juegos Olímpicos
De nuevo el Racing Club tiene que intervenir para que
la cita de 1924 pueda salir airosa. La organización presta sus terrenos
de Colombés.
Lo que si no fue igual que en 1900 fue el respaldo del
público. Más de 60 000 personas presenciaron el ato inaugural, por
lo que los 3 092 atletas, de ellos 136 mujeres, ya de pleno en las
competencias olímpicas, tienen mucho más seguidores. Un total de 44
naciones se dan cita en Francia.
Ese cinco de julio de 1924 le dieron la bienvenida a
los Juegos el presidente francés Gastón Doumergue, recibido por Pierre
de Coubertín, en sus últimos Juegos como presidente del Comité
Olímpico Internacional. En la apertura también se dieron cita el rey
Carol, de Rumania; el Sha de Persia; el príncipe de Gales; las estrellas
de cine Douglas Fairbanks y Mary Pickford.
El primer campeón fue el finlandés Ville Ritola en
los 10 000, aunque los héroes de 1920 en Amberes, siguen siendo los
grandes protagonistas de la lid parisina. Pavo Nurmi y Johnny Weismüller
continúan acaparando la atención de las graderías.
Charles
Rigoulot, ganador en el levantamiento de pesas en los Juegos de 1924
Los franceses también tuvieron a su ídolo en el
pesista Charles Rigoulot. El panadero se batió en la palanqueta y llenó
de gloria a París, que aunque no pudo tomar desquite de su fracaso
organizativo de 1900, si logró una mejor cara frente a las exigencias de
un movimiento olímpico que empieza ya a exigir en el mundo moderno.
Medallero
de París-1924
IX JUEGOS OLÍMPICOS
ÁMSTERDAM-1928
Los IX Juegos ya no tuvieron al francés que le dio
vida a estas fiestas a la cabeza del Comité Olímpico Internacional
(COI). Pierre de Coubertín decide retirarse, renuncia a la presidencia,
aunque los bien ganados méritos y el favor que le hizo a la historia
deportiva mundial le conceden el título de presiden de honor del COI.
Pero el adiós no ocurrió en la cita de la holandesas
Ámsterdam. Fue en el Congreso del COI, el 28 de mayo de 1925, en Praga,
donde hizo su anuncio, y donde lo sucedió el Conde belga, Henry
Baillet-Latour, quien se convirtió desde entonces en el tercer presidente
del organismo rector del deporte en el planeta.
Johny
Weissmuller, el futuro tarzán en la pantalla de cine, fue la gran
estrella de los Juegos de 1928
Por Baillet-Latour debuta en el alto cargo con la falta
de respaldo del gobierno de la sede olímpica. La reina Guillermina
simpatizó muy poco con los Juegos. Los vio como una herencia pagana y un
homenaje a los países vencedores de la primera Guerra Mundial. Eso pesó
en las dificultades económicas, la poca ayuda gubernamental y la ausencia
de la soberana en la jornada de apertura.
Vale señalar también la eliminación del tenis del
programa de competencias, debido a los conceptos, y hasta también a la
actitud, de la Federación Internacional con respecto al amateurismo y las
raquetas rentadas.
No obstante, los Juegos Olímpicos de Ámsterdam
marcaron el inició de un mayor seguimiento del evento por parte de la
prensa. Esto fue decisivo para la popularización del deporte en el
periodo de post-guerra. Los atletas salieron del anonimato y los campeones
pasaron a adquirir la condición de ídolos. En las escuelas y en las
calles, los jóvenes seguían el ejemplo de los grandes ganadores de
medallas, como Johnny Weissmuller y Pavo Nurmi, quienes ampliaron sus
cosechas doradas y continuaban en la preferencia de las tribunas.
En
los Juegos de Amsterdam, 1928, se enciende por primera vez el pebetero
olímpico
La gran novedad en la ciudad holandesa es que por
primera vez la llama olímpica preside los días de Juegos Olímpicos.
Las mujeres antes discriminadas tuvieron su primera
participación oficial. Antes, participaron apenas en deportes
considerados menos "masculinos", como el tenis y la natación.
En la Ámsterdam, intervinieron en la más popular de las modalidades, el
atletismo. En total la participación femenina llegó a 290, dentro de una
cifra de competidores que llegó hasta la cifra de 3 014. Se inscribieron
46 naciones y se compitió en 15 deportes.
Medallero
de Ámsterdam-1928
X JUEGOS OLÍMPICOS
LOS ANGELES-1932
El regreso al continente americano de los Juegos
Olímpicos trajo también la aparición de la primera Villa Olímpica.
Los Ángeles recibió a 1 331 atletas de 38 países,
quienes compitieron en 17 deportes y disputaron 124 medallas. Otra novedad
fue el debut del podio de premiaciones para lsos ganadores de medallas.
También novedoso es que Japón logra desplazar a
Estados Unidos en las competencias de natación, mientras el argentino
Juan Zabala fue la gran sorpresa al vencer en la carrera de la maratón.
El
australiano Henri Robert Pearce of Australia, ganador de la prueba de
single en el remo de los Juegos de 1932
Y aunque hubo grandes aplausos para el estadounidense
Tolan por ser el mejor en los 100 y 200 metros con cronos de 10.3 y 21.2;
también para el trío de jabalinitas de Finlandia, que capitaneado por
Matti Jarvinen, consiguió copar los tres primeros lugares, o para el
martillista irlandés O´Callaghan, el único monarca de 1928 que pudo
repetir su corona, lo cierto es que una mujer acaparó la atención de
todos.
La estadounidense Mildred Ella Didrikson, conocida por
Babe fue jugadora de baloncesto, pero se contagió con la magia del
atletismo. En el certamen norteamericano, previo a la magna cita de 1932,
donde se buscaban las clasificaciones, se presentó ella como si fueras un
equipo. Luchó en ocho de las diez disciplinas convocadas y venció en
cinco, y por el total de puntos, ganó también por equipos, superando a
escuadras que habían reunido y hasta 22 miembros.
Con solo 18 años se presentó en los X Juegos
Olímpicos, consiguiendo el título dorado en los 80 metros con vallas,
con 11.7; dominó en la jabalilna con 43.68. Salió con la presea de plata
en el salto alto a pesar de saltar lo mismo que su compatriota Shiley,
ganadora con tope de 1.65. Las tres marcan constituyeron entonces récord
del mundo.
La
estadounidense Mildred Didrikson, ganó la prueba de la jabalina
Y si no subió más al podio de premiaciones fue porque
su delegación no la inscribió en los 100 metros planos y en el relevo
4x100, pruebas en las que pidió participar.
Pero el reinado de Didrikson fue efímero, pues como
mismo llegó al atletismo, se fue para acoger al golf. Venció por primera
vez como golfista en 1940 y luego fue realmente invencible al lograr 20
campeonatos consecutivos. Ganó en una ocasión el prestigioso Campeonato
Británico. Después enfermó y con 40 años, y ya operada de un mal que
no tenía cura, ganó en Massachussets. Dos años después falleció.
Medallero
de Los Ángeles-1932
XI JUEGOS OLÍMPICOS
BERLÍN-1936
Miles de voces se habían levantado contra las
pretensiones atléticas germanas. Una gran campaña también tuvo lugar en
contra del escenario seleccionado. Pero el Comité Olímpico
Internacional, presidido por el belga Henry Baillet-Latour, no escuchó, o
no quiso escuchar. Lo cierto es que la Berlín de Hitler acogió a los XI
Juegos Olímpicos en 1936, justo en el umbral de la II Guerra Mundial.
Baillet-Latour
había advertido al Führer:
"Ruego consideréis que sois aquí, en los Juegos
Olímpicos, un huésped y no un organizador. El organizador es el COI, que
velará para que estos Juegos se desarrollen sin propaganda
política".
Pero de nada sirvió la advertencia y mucho menos el
compromiso alemán de no promover ninguna especie de manifestación
racial, ideológica o religiosa durante las pruebas. En la ceremonia de
apertura, después del himno de Alemania, 100 mil personas gritaron
"Heil Hitler".
En la Villa Olímpica, repartieron afiches con mensajes
como "juden unerwuenscht" (judíos indeseables). Los retiraron,
pero el ambiente de intolerancia racial se mostró evidente.

Los anfitriones de los Juegos quisieron demostrarle al
mundo todo su desarrollo. Llenó de lujos, lo mismo en los escenarios de
entrenamiento o competencias, que en las viviendas de los competidores
locales. Para intentar exhibir la superioridad del hombre ario,
seleccionó, cuidó y entrenó con esmero a un poderoso conjunto de
deportistas, que respondieron a esas atenciones, pues Alemania cosechó
más medallas que el resto de las naciones participantes.
Sin embargo, las megaaspiraciones de Hitler, y su
xenofobia sufrieron un duro e irremediable golpe. Cual derrota militar,
Jesse Cleveland Owens, un negro, hijo de un aparcero de Alabama, casi
desconocido en Europa, le hizo remorder los hígados al Führer. El sólo
sacó cuatro medallas de oro de la pista del estadio berlinés.
Venció
en 100 metros, distancia en la que ya era el recordista mundial; en 200
metros, en el relevo 4 x 100, junto a sus compañeros Metcalfe, Wykoff y
Draper, y en el salto de longitud. En esa última prueba, el germano Lutz
Long dominó toda la competencia con un intento de 7.87, algo que pareció
inalcanzable para el resto de los pretendientes. Pero nadie contó con el
último intento de Owens, quien se estiró hasta los 8.06 metros para un
nueva victoria inobjetable. El triunfo del negro volvió loco a Hitler,
quien se retiró del Palco Presidencial sin asistir al momento de las
felicitaciones.
Owens fue el gran héroe de las competencias olímpicas
de Berlín, a la que asistieron 4 056 atletas (328 mujeres), procedentes
de 49 países, quienes compitieron en 20 disciplinas deportivas y
disputaron 129 títulos.
Medallero
de Berlín-1936
XII JUEGOS OLÍMPICOS
TOKIO-1940
La sede de los XII Juegos Olímpicos, en 1940, le fueron otorgados a
Tokio, Japón. Sin embargo, la capital nipona declinó, devolviendo la
concesión al Comité Olímpico Internacional. Dicha instancia resolvió
que Finlandia acogería la magna cita, sin embargo, en 1939...
Por segunda ocasión en la era moderna de los Juegos, las guerras se
interponían en el camino del mensaje de paz del deporte.
Solo que en esta ocasión, el período bélico tendría mayores
consecuencias para el movimiento olímpico.
XIII JUEGOS OLIMPICOS
LONDRES-1944
Tampoco los XIII Juegos Olímpicos pudieron celebrarse. El motivo fue
el mismo que suspendió los XII, la Segunda Guerra Mundial.
Los Juegos hubieran tenido por sede a Londres, pero el mundo en esos
instantes tenía otras prioridades más importantes que pensar en
acontecimientos deportivos.
Fue la tercera edición suspendida en la era moderna de los Juegos.
XIV JUEGOS OLÍMPICOS
LONDRES-1948
En 1945 el Comité Olímpico Internacional (COI) hizo oficial la
designación de Londres como país organizador de los Juegos de 1948. La
XIV edición marca una línea de transición en la historia de las citas
estivales por ser los primeros celebrados después de la II Guerra
Mundial.
Fueron denominados los Juegos de la austeridad. Inglaterra, y en
concreto Londres, estaba recuperándose de los destrozos de la guerra. En
el pueblo británico no sentó muy bien la designación, ya que pensaban
más en la supervivencia diaria que en los adornos y jolgorios que traían
consigo la celebración del acontecimiento deportivo.
Los británicos no pretendían igualar las proporciones de los Juegos
que organizaron los alemanes en Berlín el año 1936. No construyeron
superestadios, ni arenas espectaculares. Se intentó aprovechar lo que
había en ese momento, hasta tal punto que los atletas dormían en
barracones localizados en Uxbridge y Ritchmond Park que
habían servido de cuarteles durante la guerra.

Se adaptó el estadio de Wembley con capacidad para 100 000
personas, construyéndose una pista de atletismo. El Támesis albergó las
pruebas de remo y pìragüismo, mientras las pruebas bajo techo se
celebraron en el velódromo de Herne Hill.
Los británicos recibieron ayuda de los Estados Unidos y Argentina, que
mandaron alimentos durante la celebración de los Juegos para los
deportistas.
Alemania
no participó ya que tras las guerra su gobierno no era reconocido por la
comunidad internacional. Japón declinó participar, en cambio Italia fue
admitida sin problemas. La URSS se abstuvo de participar.
El Rey Jorge declaró oficialmente inaugurado los Juegos, en tanto el
vallista Donald Finlay leyó el juramento de los atletas. La ceremonia
inaugural fue trasmitida por televisión y pudo ser seguida por unas 500 000
personas. La jornada de apertura fue una de las más calurosas de en la
historia de los Juegos, pues la temperatura llegó hasta los 40 grados
Celsius .
Para la ocasión, el Comité Olímpico Internacional tiene ya a su
tercer presidente, el sueco Sigfried Edstrom. Pierre de Coubertín y su
sucesor, Baillet Latour, ya han fallecido.
La
presencia de las mujeres en el atletismo olímpico estaba consolidada.
Incluso, la estrella de estos Juegos no fue un hombre sino una mujer. Una
ama de casa holandesa, con dos hijos y de 32 años de edad ,
Fanny Blankers-Koen, emula al norteamericano, quien obtuvo cuatro
medallas de oro, y ganó el sobrenombre de El Rayo Holandés.
En decatlón surge un niño prodigio en el seno del equipo
norteamericano, Robert Bruce Mathias, ganador del el oro olímpico
con 17 años, el más joven campeón de la historia de estas citas.
Al
húngaro Karoly Tákacs, le estalló una granada en su mano derecha en
1938. Por suerte, solo perdió esa mano. Sin embargo, sus cualidades de
buen tirador no mermaron. Practicó con la izquierda hasta que logró
altos resultados, que lo llevaron a Londres como parte de la delegación
de su país, y allí se impuso en el tiro de pistola a 25 metros con 580,
récord del mundo para entonces.
El último día de competencia, el 7 de agosto de 1948, se batió el
récord de recaudación con 2 000 dólares. El estadio presentó una
asistencia total de 86 000 espectadores.
Medallero
de Londres-1948
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