Póngase usted en el lugar de Serguey y Bulnes…

LONDRES.—Por un instante, póngase usted en el lugar de los canoístas Serguey Torres y José Carlos Bulnes.

FOTO: RICARDO LÓPEZ HEVIA, ENVIADO ESPECIALFOTO: RICARDO LÓPEZ HEVIA, ENVIADO ESPECIAL

Remar cada mañana durante cuatro años, cuando el sol apenas asoma. Kilómetros y kilómetros de paletadas. Rebosar la mochila de ilusiones por mantener una tradición victoriosa en el C-2 a 1 000 metros, y, a punto de entrar en acción, una varicela provocó que aislaran a Serguey del resto de los participantes.

Aunque con mucho interés entrenó a solas durante una semana en horas de la noche, no recuperaría la condición física que lo trajo hasta acá para realizar un cierre superior al sexto lugar olímpico de ayer en el lago Eton Dorney.

¡Qué más da si el tiempo de su regata fue mejor o peor a los que hayan rubricado en el año! La adversidad truncó el sueño. Aun así, los dos merecían la oportunidad de expresar sus sentimientos una vez concluida la batalla en el agua.

“La varicela me ‘agarró’ aquí a una semana de la competencia y la rebasé dos días antes del comienzo. Trabajé en el gimnasio, y por las tardes, cuando ya en el lago no había nadie, me traían para seguir la preparación. Aun con esa dificultad, clasificamos para la final”, dijo Serguey, el más experimentado de este dúo integrado en el 2009.

El par se separó en el 2010 y este joven de 25 años (16 en el equipo nacional) compitió junto a otro compañero, hasta que se unió nuevamente a Bulnes seis meses atrás, explicaron a Granma.

Entre sus mejores resultados del año guardan el primer lugar en un evento efectuado en Rumanía, y “a ese dúo le volvimos a ganar ahora aquí”, aseguró Torres.

“Llegamos a la final a puro corazón, pues en la semifinales fuimos quintos y pasamos a la discusión de las medallas con el último mejor tiempo, a pesar de que solamente hoy (ayer) en el cierre de la competencia me sentí algo mejor de salud”, opinó.

Bulnes, el más joven de los tripulantes con ocho años en el canotaje, consideró que “nos faltó unión, esencial en el C-2, aunque existe entre nosotros una plena identificación. La enfermedad de Serguey me obligó a confiar más en mis posibilidades y poder entrar en el sexto lugar frente a ocho embarcaciones”, concluyó.

Dicen que las casualidades no están escritas. Podría agregarse que las adversidades tampoco.

10 de agosto de 2012

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