RIO DE JANEIRO, 27 de junio (PL).—
Miles de estallidos de todo tipo de artefactos pirotécnicos
anunciaron hoy en la capital fluminense la victoria brasileña sobre
la selección ghanesa de fútbol en la Copa del Mundo que tiene
lugar en Alemania.
Cada uno de los tres goles que
marcaron respectivamente los artilleros Ronaldo, Adriano y Ze
Roberto fueron festejados aquí bulliciosamente por los torcedores
como son llamados en la jerga local los aficionados al fútbol.
Desde antes del mediodía la ciudad
estaba desierta. Muy pocos transeúntes en la calle y apenas
circulaban autos en una urbe que se caracteriza precisamente por la
agitación de su tráfico vehicular.
Muchos establecimientos comerciales
cerraron desde la media mañana y hasta el Metro clausuró algunos
accesos desde las 11:45 horas hasta que concluyera el juego a las
14:00 horas, tal como se había anunciado.
Supermercados, bancos, unidades del
Seguro Social, escuelas, tiendas de ropa, todo estaba cerrado y los
únicos lugares abiertos en la céntrica área de Catete eran los
bares, cafeterías y restaurantes dotados de televisores.
Día de fiesta, no sólo para el
público sino también para los dueños de esos establecimientos,
donde la gente se reunió a consumir mientras disfrutaba del juego
que más habían esperado hasta el momento los brasileños.
Y es que todos los aficionados
hablaban con mucho respeto de ese seleccionado africano, sobre el
cual la prensa dedicó amplios espacios en previsión de una jornada
difícil.
El periódico Jornal de Brasil
destacaba esta mañana en sus titulares que llegó la hora de jugar
"bonito y con eficiencia", en tanto O Globo destacaba con
gran puntuación "Primero matar o morir".
Carlos Alberto Pereira, el técnico
del equipo brasileño, había ayudado a crear ese estado de ánimo
al decir que Ghana podía atropellar a la selección local si no
jugaba con determinación.
Y precisamente determinación fue lo
que vio el público brasileño en sus jugadores desde el primero
hasta el último minuto de juego, imponiéndose por sus acciones
ofensivas, agilidad en los pases y certeza en los tiros.
La victoria de la "sele"
fue vivida en carne propia por una población que está de fiesta,
que viste en las calles de amarillo y verde como su equipo y que al
final del juego ondeaba banderas y gritaba con orgullo por los
ventanales de sus casas Brasil, Brasil.