Muchas
fanfarrias y hasta algunos —no pocos—, veredictos que daban
como favorita la escuadra de Estados Unidos sobre la República
Checa se estrellaron contra un fútbol de molesta exactitud para
el contrario, con el cual los europeos prácticamente
ridiculizaron al once estadounidense.
Como se está convirtiendo en
práctica en el mundial Alemania-2006, llegó un gol tempranero,
un cabezazo del gigante Koller, que salió como un misil delante
de la anatomía del arquero norteamericano. Tanta potencia tuvo el
remate que parecía que el checo le había pegado con la fuerza de
dos piernas.
Estados Unidos reaccionó y tuvo
algunas oportunidades al volcarse a la ofensiva, la más clara de
ellas salida del botín derecho de Claudio Reyna, un disparo que
pegó en uno de los palos de la cabaña checa.
Sin embargo, los de Europa
volvieron a controlar el balón, y con la exactitud en el toque y
el buen desenvolvimiento sin la pelota, crearon una nueva
situación de gol, convertida magistralmente por Rosicky, tras una
llegada y centro de Pavel Nevdev, que movió a la defensa
estadounidense.
Tras el descanso tampoco Estados
Unidos encontraba la portería, incluso no hallaba la forma de
construir con coherencia, algo que iba aprovechando su rival, que
más calmado volvió a disponer de la elegancia y precisión de
Rosicky para una tercera anotación que congeló las piernas de
Estados Unidos.
El de Grupo de Estudios de
Técnicos de este mundial, por medio del inglés Roy Hodgson:
La República Checa hizo un partido tremendamente eficaz en
Gelsenkirchen. Demostró estar en un nivel muy superior que sus
rivales estadounidenses en todos los aspectos del juego y apenas
pasó apuros en defensa.
Hay que decir en favor de los
estadounidenses que hicieron lo que pudieron y nunca se dieron por
vencidos, pero lo cierto es que desde el principio, al encajar un
gol tan pronto, se hizo evidente que no era su día. Al final,
cayeron ante una selección checa que los superó de punta a punta
del campo.