Ficha Alemania – Argentina
Estadio: Green Point, Ciudad del Cabo
Árbitro: Ravshan Irmatov (Uzbekistán)

Alineaciones. Alemania (ALE): 1. Manuel Neuer; 3.Arne Friedrich;
17. Per Mertesacker; 20. Jerome Boateng (2. Marcell Jansen, min. 72);
16. Philipp Lahm; 7. Bastian Schweinsteiger; 6. Sami Khedira
(18. Toni Kroos, min. 78); 8. Mesut Ozil; 10. Lukas Podolski;
13. Thomas Muller (15. Piotr Trochowski, min. 84); 11. Miroslav Klose. DT: Joachim Low. Argentina (ARG): 22. Sergio Romero; 4. Nicolás Burdisso; 2. Martín Demichelis; 6. Gabriel Heinze; 15. Nicolás Otamendi (23. Javier Pastore, min. 70); 14. Javier Mascherano, 7. Ángel Di María (16. Sergio Agüero, min. 75), 20. Maxi Rodríguez; 9. Gonzalo Higuaín; 11. Carlos Tévez; 10. Lionel Messi. DT Diego Armando Maradona. Goles: 0 – 1. Thomas Muller (min. 2) Cabeceó en el área chica un centro desde la izquierda. 0 – 2. Miroslav Klose (min. 68) Remató libre de marca un pase de Lukas Podolski tras una excelente habilitación de Thomas Muller. 0 – 3. Arne Friedrich (min. 74) Remató a placer un pase de Bastian Schweinsteiger, que realizó una excepcional jugada individual por la izquierda. 0 – 4. Miroslav Klose (min. 89) Remató en el área sin marca un centro desde la izquierda.

 

VS.
Klose-Müller-Schweinsteiger: la trinidad que tumbó al "Dios" Maradona

Ciudad del Cabo.— La "santísima trinidad" alemana que conforman Miroslav Klose, Thomas Müller y Bastian Schweinsteiger derrumbó hoy el mito de Diego Maradona, el "Dios" de Argentina que se hizo humano en Ciudad del Cabo.

Maradona, que arriesgó su deidad en noviembre de 2008 al asumir el puesto de seleccionador albiceleste, dobló la rodilla en cuartos de final del Mundial de Sudáfrica con un severo 4-0.

Esta vez casi no gesticuló ni se movió junto a la banda. No hizo siquiera jueguito con la pelota cada vez que le pasó cerca.

Maradona sufrió la eliminación como uno más, como el jugador que nunca dejó de ser.

Y no dudó en ser el primero en entrar al campo de juego para abrazar a sus compungidos dirigidos. Primero buscó a Gabriel Heinze, un incondicional. Y después a Lionel Messi, su as de espadas, su arma indispensable para la epopeya de Sudáfrica, su representante divino en la cancha.

Es probable que la estatura del rival ayude a que la derrota -la peor en la historia con Alemania- no melle tanto a un hombre acostumbrado a tocar el cielo y caer en el infierno para volver a levantarse otra vez.

Pero Maradona había apostado todo a Sudáfrica. Era el "momento más crucial" de su etapa como ex jugador, como había advertido su biógrafo Daniel Arcucci.

Quería "escribir la historia grande" del fútbol, sumar al título mundial ganado en México '86 como jugador otro como técnico. Agregar a su palmarés como autor del gol del siglo la gloria de un campeonato al borde de cumplir en octubre los 50 años.

Maradona asumió la dirección técnica de la selección argentina en noviembre de 2008 casi sin experiencia.

Conquistó una agónica clasificación a Sudáfrica 2010 y se lanzó con toda su desfachatez al Mundial. Desafió a todos y cada uno que lo criticaron, incluso con un atrevido exabrupto en Montevideo que le costó dos meses de suspensión por parte de la FIFA.

Pero volvió y siguió adelante. Alentado por la victoria precisamente ante Alemania en marzo en un amistoso, se encerró con su selección en el búnker sudafricano de Pretoria e hilvanó nueve triunfos consecutivos hasta hoy. Alemania se convirtió otra vez en la piedra en el zapato de Argentina.

El mismo rival que en Italia 1990 lo dejó a Maradona con el subcampeonato, el que hace cuatro años también frenó la carrera albiceleste en cuartos de final en la definición por penales.

Maradona había llegado a Sudáfrica para "dar la pelea de la historia" y "llevar alegría al pueblo argentino". Ganó la fase de grupos con puntaje perfecto en una zona fácil, con Nigeria, Sudcorea y Grecia.

Superó a fuerza de gol, gracias a su arriesgada apuesta a un tridente ofensivo liderado por Messi, Gonzalo Higuaín y Carlos Tevez, las dificultades que le planteó México en los octavos de final.

Pero Alemania fue la prueba que no pudo superar. Un equipo compacto y ofensivo dejó de una vez al descubierto las debilidades ofensivas que los goles habían disimulado. Y ni Maradona ni sus "fieras" pudieron frenar a los germanos.

Si de algo tiene fama Maradona es de ser como el "Ave Fénix", el que renace de sus cenizas. Será cuestión de esperar su próximo desafío. (DPA)

 
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