Johannesburgo.—
Costa de Marfil logró sumar hoy su única victoria del Mundial,
frente a Corea del Norte (0-3), un resultado que sólo le sirve para
acabar tercera del grupo G, salvar la honrilla y acompañar a su
rival, eliminado antes del inicio del partido, de vuelta a casa.
No habían pasado ni cinco minutos y Keita, Romaric y
Boka ya había probado suerte ante la meta norcoreana, conscientes de
que sólo una goleada colosal, acompañada de una victoria de Brasil
sobre Portugal, podía obrar el milagro de meter a Costa de Marfil en
los octavos de final.
El disparo de Keita fue claro, escorado a la derecha
y solo frente Myong Guk, que le sacó el remate cruzado con la punta
de la bota, abortando la primera arremetida de la caballería
marfileña, que saltó al césped dispuesta a protagonizar la machada
del Mundial.
La fortaleza mental y el orden táctico que los
norcoreanos mostraron contra Brasil en su debut, se tambaleó al
cuarto de hora, cuando el barcelonista Touré Yayá encontró la red
tras recibir un pase en profundidad y entre líneas.
Al gol siguieron dos remates a cargo de Romaric y
Drogba que escupieron los postes, el segundo de los cuales acabó en
la cabeza de Romaric, el más activo de los marfileños, para hacer el
segundo.
Habían discurrido veinte minutos de partido y por la
grada del Peter Mbombela de Nelspruit se cruzaban los espectadores
miradas de incredulidad.
Costa de Marfil, que había mostrado hasta hoy un
fútbol más bien discreto, era un vendaval ofensivo, con tres
delanteros muy dinámicos, que intercambiaban posiciones a toda
velocidad, y con llegadas de los hombres de la segunda línea que
eran un verdadero quebradero de cabeza para los norcoreanos.
Pero
a Costa de Marfil le falta pegada. Tras el segundo tanto, Corea del
Norte se descompuso y los hombres de Eriksson la dejaron escapar con
vida tras veinticinco minutos de acoso estéril en el que incluso
pudieron llevarse un susto si un libre directo botado por Yong Jo
hubiese variado su trayectoria unos pocos centímetros.
Con 45 minutos por delante, la posibilidad de entrar
en los cruces para Costa de Marfil era ya una auténtica quimera y
los norcoreanos salieron de la caseta dispuestos a no permitir otro
resultado de escándalo como el que encajaron frente a Portugal.
La pelota continuó en pies africanos y el campo
seguía inclinado hacia la portería de Myong Guk, pero Corea del
Norte retrasó su línea de cuarto centrocampistas hasta juntarla casi
con sus cinco defensas, que comenzaron a anticiparse bien a los
pases definitivos de los marfileños, cada vez más escasos de ideas.
Eriksson movió el banquillo, buscando más brío, y
sus hombres respondieron probando suerte desde cualquier esquina,
tratando de colar un misil por cada rendija que pudieran dejar
abierta los norcoreanos, pero los 'elefantes' fueron una escopeta de
feria que lanzó un ramillete de oportunidades al segundo anfiteatro.
Sólo cuando quedaban menos de diez minutos pudo
Costa de Marfil batir de nuevo la meta norcoreana, esta vez por
medio de Kalou, que había entrado en el campo por Keita.
Murió el partido entre las arremetidas marfileñas,
creadas a base de pulmón, nunca de fútbol hilado, y con los coreanos
tratando de salvar los muebles, pese a que con estos tres goles se
llevan una docena de vuelta a su país, a cambio del único que le
metieron a Brasil en la primera jornada.
Como se esperaba al inicio del partido, Costa de
Marfil se unió al resto de las selecciones africanas que, salvo
Ghana, han tomado el camino de vuelta antes de llegar a los cruces,
lo que, una vez más, demuestra que al fútbol del continente negro le
falta un hervor para competir en serio en la Copa del Mundo. (EFE)