Si
nos guiáramos por el marcador final de 1-0, este no refleja el
dominio real de Chile sobre Suiza, especialmente en el segundo
tiempo, pero victoria es victoria y La Roja mira desde arriba en la
cima del apartado H con seis puntos.
Desde el silbatazo inicial vimos a los chilenos
buscando por todas el gol, la ventaja y el triunfo definitivo, y a
una Suiza una tanto más cautelosa.
Quiso el destino que el ariete trotamundos Mark
González fuera profeta en la tierra que lo vio nacer.
La primera mitad, que culminó con abrazo a cero se
manejó con tensión, trabazón en el medio campo, balones disputados
con rudeza, y cierta impaciencia por parte de Marcelo Bielsa en el
banquillo de los chilenos.
El saldo de esta madeja, amén de algunas internadas
pretenciosas de los sudamericanos lo reflejó el cero-cero parcial
que tuvo como aderezo otra injusta expulsión: la del mediocampista
helvético Valon Behrami.
Con la llegada del parcial de definición los
chilenos aumentaron su asedio al arco de Diego Benaglio, figura
clave en la pizarra final: primero se lo negó a Alexis Sánchez en el
minuto 55, puntal ofensivo de su armada, pero no pudo evitar que 20
minutos más tarde agredieran sus redes.
Factura colectiva de altos quilates que se inició
con un servicio de Jorge Valdivia a Esteban paredes, quien como un
bólido desbordó por el carril derecho hasta casi la línea de fondo,
desde donde sacó un centro dibujado para que Mark González,
casualmente nacido en Durban el 10 de julio de 1984, sellara de
testa y con clase el 1-0 en su tierra natal. Gratificante para el
ariete del CSKA de Moscú y para su elenco, que festejó con la
victoria y mira desde arriba al resto de los planteles del grupo H,
llave que comanda producto de seis rayas.
Ojo, aún así su boleto a octavos de final no está
asegurado, pues España y Suiza pueden ganarle a Honduras y para la
fecha del adiós en el apartado ambas rojas chocarán en crucial
partido. ¿Se imaginan un triple empate? Bien podría suceder.