Ya
lo comentábamos, una nueva cara de fútbol, pero siempre el porte de
pentacampeones, Brasil tomó por asalto el Soccer City de
Johannesburgo, y en una lección de eficacia batió 3-1 a Costa de
Marfil para asegurar su presencia en octavos.
El DT Carlos Dunga mandó al campo al mismo once
titular del choque anterior, pero luego del intento de media
distancia de Robinho en el primer minuto los elefantes comenzaron a
proponer su juego, hasta que en el 25 la primera combinación de la
canarinha culminó ¿en? Gooolllll!!!!
Felipe Melo recuperó la esférica en el medio campo,
mandó a correr a Robinho, este se combinó con Luis Fabiano, que de
taco sirvió a Kaká. De las piernas de este último salió el pase
filtrado al espacio que el propio Luis Fabiano convertiría en un
potentísimo gol de pierna derecha y casi sin ángulo, similar al de
Maicon en la apertura.
A partir de entonces los auriverdes comenzaron a
destellar como lo que fueron, o son cuando quieren: los artífices
del "jogo bonito".
Con el comienzo de la segunda mitad apareció el
toque, el ritmo y la finura y al minuto 50 nuevamente Luis Fabiano
hizo de las suyas.
Se las arregló para conjugar doble sombrero con
doble mano en una mortífera diagonal hacia el área y descargó un
zurdazo que batió por segunda ocasión al portero Boubacar Barry.
Ahí se soltaron a jugar, aunque los marfileños ante
la impotencia de no poder detener las embestidas de la canarinha
sacaron los "hachas" y apostaron a un fútbol muy rudo basados en su
imponente condición física.
Otra vez Kaká enseño su clase y en una internada por
la banda izquierda centró una jabulani dibujada para que Elano la
empujara con cierta facilidad hasta el fondo de las redes. Corría el
minuto 62.
Parecía
que con los goles llegaba la inspiración verdeamarelha, continuaban
intentándolo, e balón bailaba con finura en sus piernas y del otro
lado continuaban las entradas bruscas y faltas sucesivas, situación
que atentó contra el ritmo del desafío y que el árbitro francés
Stéphane Lannoy no supo controlar del todo.
Sí como lo oyen, pues al ya amonestado Kaká le
mostró su segunda amarilla, lo que obligó su expulsión, injusta por
cierto, tras un choque con Feita.
Ya antes, con el partido cuesta arriba una dura
entrada sobre Elano, que decretó su salida del choque por lesión y
la consabida sustitución, quedó impune.
Dunga no cabía en el banquillo, su disgusto era
evidente y la trabazón y constantes silbatazos no cesaba. Hasta un
altercado entre ambos combinados estuvo a punto de desatarse.
La moraleja es que Brasil sacó los merecidos tres
puntos,—suma seis, encabeza el grupo de la muerte y ya respira aires
de octavos de final—, pero también sacó dos sensibles bajas para el
difícil partido contra Portugal, Kaká y Elano que de seguro definirá
el amo en los dominios de la "parca", como en las cinco ocasiones
anteriores que le han subido la parada al scratch en fases de grupo.
La legión de Dunga una vez más demostró lo letal que
es, amén de las críticas por la "ausencia" de virtuosismo en su
juego.
Ahora bajo su mando desde el 24 de julio del 2006,
archivan 38
victorias, 11 empates y cinco derrotas en 54 batallas pactadas a 90
minutos. ¿Balance? 111 goles a favor y 37 en contra, además de los títulos
en la Copa América 2007 y la Confederaciones 2009.