Estadio: Mbombela, Nelspruit
Asistencia: 38 229
Árbitro: Carlos Batres (Guatemala)

Alineaciones. Italia: Federico Marchetti (12), Giorgio Chiellini (4),
Fabio Cannavaro (5), Domenico Criscito (3), Gianluca Zambrotta (19),
Riccardo Montolivo (22), Daniele De Rossi (6), Claudio Marchisio (15) Gianpaolo Pazzini (20) por Marchisio min 61, Simone Pepe (7) Mauro Camoranesi (16) por Pepe min 45, Alberto Gilardino (11) Antonio Di Natale (10) por Gilardino min 45, Vincenzo Iaquinta (9).
DT: Marcello Lippi. Nueva Zelanda: Mark Paston (1), Ryan Nelsen (6), Tommy Smith (19), Winston Reid (4), Ivan Vicelich (5) Jeremy Christie (21) por Vicelich min 81, Simon Elliott (7), Tony Lochhead (3), Leo Bertos (11), Rory Fallon (14) Chris wood (20) por Fallon min 63, Shane Smeltz (9), Chris Killen (10) Andy Barron (13) por Killen min 93. DT: Ricki Herbert. Goles: Shane Smeltz min 7,  Vincenzo Iaquinta de penal min 29.

 

VS.
Nueva Zelanda sonroja a Italia

Ariel B. Coya

"No podría estar más orgulloso", había afirmado el seleccionador Ricki Herbert, tras el apoteósico empate que sacó su equipo frente Eslovaquia en el último minuto, puesto que aquello significaba el primer punto de Nueva Zelanda en un Mundial. Así que imagínense lo que diría ahora que volvió a igualar con Italia, la vigente campeona del mundo, siendo los kiwis, por demás, el peor clasificado en el ránking FIFA (78) de los 32 conjuntos que compiten en Sudáfrica.

Cabe reseñar, no obstante, que esta vez la sorpresa no resultó tan sorprendente, pues Italia no es la misma de hace cuatro años y ya en el país africano, precisamente hace un año, apenas superó a su rival oceánico en un amistoso previo a la Copa Confederaciones. Entonces la squadra transalpina venció 4-3, aunque el conjunto de Herbert llegó a adelantarse tres veces con goles de Killen y Smeltz.

De manera que fue justo Shane Smeltz quien abrió la lata nuevamente en el estadio Mbombela de Nelspruit, donde la defensa italiana volvió a saltar al césped algo adormilada y en otra jugada a balón parado, muy similar a la del tanto en contra de Paraguay, incurrió en el despiste. Cannavaro, descolocado, no alcanzó a despejar y bajó el balón con el muslo que quedó mansito en la hierba para que el delantero de los All Whites estampara el 1-0 más que de costumbre.

Pero las coincidencias nunca son casuales, por lo que Italia casi repitió el mismo guión que frente a los guaraníes. Sin noticias de Marchisio y con Criscito retraído, la azzurra se dedicó esta vez a buscar el gol básicamente por la banda derecha, donde Zambrotta algo impreciso, o bien llegaba tarde a los balones, o bien centraba mal. Así y todo fue el propio lateral derecho quien protagonizó la primera llegada clara con un tiro envenenado que se marchó por muy poco fuera del arco de Paston, cinco minutos antes de que Montolivo reventara otro disparo en uno de los postes.

Lanzada en pos del empate, Italia embotelló a los kiwis en su propia área, aunque sin dar pie con bola para igualar. De ahí que sin clarividencia ni efectividad, sacara a relucir otra de sus armas fundamentales: la picardía. Aprovechando un rifi rafe dentro del área neozelandesa el barbudo De Rossi se dejó caer con un gesto teatral y el árbitro picó: penal. Penal y gol que convirtió un Iaquinta muy serio y que De Rossi celebró como que el más. Dirigiendo un gesto de complicidad a la grada como si tocase él también una vuvuzela. Rozaba la media hora cuando cayó el 1-1 y en los minutos restantes se diluyó el primer tiempo sin otra novedad.

No le gustó, sin embargo, al DT Lippi lo que vio en el terreno y tan pronto como empezó el complemento algo trató de cambiar, sustituyendo a Pepe y Gilardino por Camoranesi y Di Natale. Y aún introdujo luego a Pazzini por Marchisio, quien nunca apareció en verdad.

Pero fue estéril. Aunque el equipo cobró más mordiente nunca consiguió romper la igualdad, ora errando todas las ocasiones que tuvo, ora exigiendo al guardameta Paston con alguna que otra atajada digna de una postal.

Al final, Italia se complica como casi siempre en el grupo F, y penando por la ausencia de Pirlo tendrá que jugarse el ticket a octavos ante Eslovaquia, mientras Nueva Zelanda con la moral por los cielos aún soñará con el milagro cuando se enfrente a Paraguay.

 
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