Aún
con un hombre menos en la cancha durante casi 55 minutos de juego
Alemania conservó su estirpe ganadora, intentó por todos los medios
la igualada pero el gol simplemente no cayó. Al final los serbios
preservaron el 1-0 y con tres puntos pusieron al rojo vivo la llave
D, — tres naciones abrazadas a otros tantos puntos, los germanos,
Ghana y Serbia—.
Costosísimo error del goleador Klose, quien además
se perderá el próximo encuentro frente a las "estrellas negras".
Incluso a punto de acariciar la igualada estuvieron
los bávaros, pues en el 60 Nemanja Vidic bajó un balón en el área
con la mano, copia fiel del penal decretado en contra de su armada
ante Ghana, que marcó el resultado definitivo. Ahora también se
decretó la pena máxima sobre dicha jugada al minuto 60, pero un poco
de ingenuidad de Podolski en el cobro, —no le dio la suficiente
potencia ni comba a su disparo de zurda—, y la intuición del
guardameta Vladimir Stjkovic al tirarse hacia donde iba la Jabulani.
El gol de serbia también contó con la "cooperación"
teutona.
El encuentro tenía buen ritmo, y la lucha se
antojaba trabada en el medio campo con ambos elencos apostando al
contacto físico y el ir y venir por las bandas, buscando desbordes y
centros efectivos.
Ahí vino el error, si se le puede llamar así, del
delantero Miroslav Klose: ya había sido amonestado por entradas
fuertes a jugadores serbios y en el minuto 36 otra falta justo en la
línea de la media cancha, sector aparentemente inofensivo, propició
su segunda cartulina amarilla y la consiguiente expulsión. La
reacción de los serbios no se hizo esperar.
Milos Krasic desbordó por la banda derecha,
ganándole la espalda a Badstuber, y mandó el centro al segundo palo
para que Zigic, quién sino el gigante de 2.02 metros, bajase el
balón de cabeza y Milan Jovanovic fusilara de pierna izquierda al
arquero Manuel Neuer al minuto 37 dentro del área chica. Juega
Alemania con uno menos y con el 1-0 en contra el partido se le pone
cuesta arriba.
Al DT Joachim Löw no ocultaba su ansiedad, sacrificó
al lateral izquierdo Badstuber, e introdujo al delantero Mario
Gómez, mandó a Cacau por Ozil y al jovencito Marko Marin por Thomas
Müller, o sea quemó las naves en busca de la igualada.
Se repitió así la historia del mundial de Chile
1962, cuando la ex Yugoslavia eliminó a la Mannschaft con idéntico
marcador en cuartos de final.