Algunos
meses atrás se valoró en Inglaterra la posibilidad de nacionalizar
al portero español del Arsenal, Manuel Almunia. El motivo de tal
acontecimiento, más claro ni el agua: la selección de Fabio Capello
carecía y carece de un guardameta de garantías para afrontar la Copa
del Mundo.
Precisamente, el debut de los "Pross" en Sudáfrica
ha confirmado los peores presagios, pues Robert Green, el arquero
designado por el DT italiano para abrir, regaló el empate a Estados
Unidos en una jugada que desde ya clasifica entre las más burdas del
Mundial.
Green dejó escapar la conflictiva Jabulani tras un
remate no muy peligroso de Clint Dempsey y permitió la igualada, a
la postre resultado definitivo.
Inglaterra fue mejor durante todo el encuentro y se
adelantó rápido, apenas al minuto cuatro, cuando el capitán Gerrard
recibió un excelente pase de Heskey y superó con toque sutil a Tim
Howard, protagonista de varias paradas, sobre todo en la segunda
parte.
Después del gol, Inglaterra tuvo un ligero
repliegue, algo normal en los equipos de Capello, un hombre que
apuesta siempre por esquemas no tan ofensivos. Sin embargo, Estados
Unidos no parecía capacitado para inquietar el marco rival, más que
nada por el bajo nivel exhibido por las estrellas del conjunto:
Michael Bradley y Landon Donovan, ausentes en todo el encuentro.
Fue entonces que apreció la figura de Green, quien
regaló el empate a los norteños sin merecimiento alguno.
En la segunda parte Inglaterra salió más suelto,
decidido a sacar diferencia en el marcador y casi lo logra con las
incursiones por la banda derecha de Aaron Lennon, quien a base de
velocidad puso en jaque a la zaga norteamericana.
El pequeño extremo regaló un pase que Rooney no pudo
rematar en el área chica y luego habilitó a Heskey, quien disparó al
cuerpo de Howard cuando tenía todo el arco a su disposición.
Los
ataques de los europeos no cesaron, pero Estados Unidos se replegó y
solo tuvieron una en la segunda parte, cuando Jozy Altidore desbordó
cual Ferrari sin freno a Carragher para toparse después con Green,
que casi mete de nuevo la bola en su propio arco, pero el poste lo
impidió.
Los cambios de Capello –uno de ellos obligado por
las molestias del zaguero Ledley King- no dieron muchos resultados,
pues la velocidad de Sahaun Wright-Phillips apenas influyó y la
estatura de Peter Crouch no afectó a los también espigados defensas
estadounidenses.
Para Inglaterra puede catalogarse como decepcionante
el saldo final del encuentro y meritorio para Estados Unidos, que
ahora jugará con más confianza ante Argelia y Eslovenia. En cambio,
Capello debe repensar un esquema que hoy no dio los frutos
esperados.
Rooney tuvo que bajar con mucha frecuencia, Lampard
y Gerrard no conectaron con solvencia en la medular y el juego por
las bandas fue esporádico, sobre todo por la izquierda, donde ni
Milner ni Wright-Phillips logaron desbordar.