Más expulsiones, menos goles Aliet Arzola Lima , estudiante de PeriodismoLas Copas del Mundo de fútbol comenzaron en 1930 en Uruguay con trece selecciones luchando por llevarse el primer cetro del orbe. En esa primera cita se jugaron 17 partidos con un total de 70 goles, para una media de 3.82 tantos por encuentro. Desde entonces, los promedios goleadores de los torneos universales han tenido un descenso notable (ver tabla), al punto de que en Alemania 2006 se terminó con 2.29 goles por partido, el segundo más bajo de la historia, solo superado por el Mundial de Italia en 1990, que finalizó con deprimente 2.21. ¿A qué se debe tal decadencia? ¿Acaso han desaparecido los grandes "romprerredes"? Realmente no lo creo, pues en Italia 1990, por ejemplo, se reunieron importantes arietes como el holandés Marco Van Vasten, el gran Diego Maradona o el español Emilio Butragueño. A mi entender, la real causa de semejante declive está en desarrollo del fútbol. Como todo en la vida, este deporte ha evolucionado, sobre todo a raíz de mejoras en las técnicas de entrenamiento, tanto tácticas como físicas. También, el más universal de los deportes tiene hoy mucho más nivel que en las primeras seis citas del orbe, en las que se marcaron más de tres goles por encuentro. Las selecciones participantes en Mundiales se preparan hasta un mes antes de la cita y constantemente se realizan estudios de los rivales, lo que ayuda a disminuir la vulnerabilidad. No obstante, la disminución de los goles en Mundiales tiene que ver también con las filosofías de juego que impone los técnicos. En estos momentos no existen muchos técnicos que pongan en práctica, por ejemplo, el dinamismo de la "Naranja Mecánica" de Rinus Michels o el jogo bonito de Brasil en 1970, cuando eran dirigidos por Mario Zapallo, el primer hombre en convertirse campeón del mundo como jugador y entrenador. En la actualidad es frecuente encontrarse con directores que, pese a tener múltiples variantes ofensivas, prefieren actuar d manera conservadora para no correr el riesgo de tropezar. Precisamente este fútbol defensivo en extremo, muy frecuente en las últimas décadas, ha provocado que el número de expulsados en Copas de Mundo haya aumentado considerablemente. Por ejemplo, en Alemania 2006 hubo tantas expulsiones (28) como en las diez primeras citas universales, algo que habla a las claras de la rudeza del fútbol actual. En Sudáfrica añoramos un espectáculo diferente, con muchos goles y pocas expulsiones. Hombres con calidad y clase para permitirnos ese gusto los hay: Lionel Messi, Cristiano Ronaldo, Andrés Iniesta, Sabih Hernández, Kaká y otros tantos, aunque también hay algunos rudos dando vueltas como furtivos cazadores… ojala no encuentren la presa.
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