El grupo E del Mundial ha sido uno de los
menos conflictivos comparado, por ejemplo, con el de
Inglaterra o el de Alemania, donde se pudo dar el caso de
una definición por sorteo.
La llave que integran Holanda, Dinamarca,
Japón y Camerún no tiene la mayor complicación: los
tulipanes están clasificados y les basta un empata para ser
punteros, los africanos andan condenados tras dos derrotas,
mientras daneses y samuráis se juegan el otro boleto en la
última jornada.
No son necesarias combinaciones raras para
que uno u otro avance, es muy sencillo: Dinamarca está
obligado a ganar para meterse entre los 16 mejores y Japón
necesita al menos un empate, pues ha anotado más goles que
los europeos.
La posibilidad de que alguno desbanque a
Holanda es mínima, pues necesitan anotar más de tres goles y
esperar por una derrota de los tulipanes.
Por todo lo anterior, la lucha campal será
en Rustenburgo entre daneses y japonenses, una batalla que
desde ya se espera épica, más si tenemos en cuenta que ambos
practican un fútbol abierto con mucha libertad para los
atacantes.
Además, los dos onces tienen algo en común:
el orden táctico. A los nipones les viene de su cultura, y a
los europeos de su manera tradicional de practicar el más
universal de los deportes, con un bloque compacto en el que
todos tienen la responsabilidad de ejercer en tareas
defensivas, algo así como el fútbol total de la Holanda de
Rinus Michels, salvando las distancias.
En vísperas del choque ambos bandos han
lanzado mensajes de optimismo a sus aficionados, que de
seguro seguirán atentos el duelo.
Por ejemplo, el seleccionador japonés
Takeshi Okada, explicó: "Quiero realmente que los jugadores
luchen con mentalidad sólida, que hagan un esfuerzo
especial. Creo que va a ser un partido cerrado".
Por su parte, el delantero danés Nicklas
Bendtner dijo que "el partido contra Japón no será fácil,
aunque queremos la victoria. Ya los he visto jugar: lo hacen
muy bien y luchan todos los balones, como demostraron contra
Holanda".
Nada, la mesa está servida, viviremos, tal
vez, uno de los choques más emocionantes del Mundial, con
dos oponentes que llegaron a Sudáfrica con papeles
distintos: Japón como cenicienta del grupo y Dinamarca como
alternativa a Holanda.
Los nipones ya supera las expectativas, pero
quieren más, y los daneses no pretenden quedarse por debajo.