La Habana escrita por sus libros
ANTONIO PANEQUE
ARTEMISA.—En
esta ciudad de remembranzas helénicas por su nombre, y heroicas por
su historia, el libro es también por estos días un autor que escribe
epopeyas. Como ocurre también en San Antonio de los Baños y en San
José de las Lajas, este autor describe el viaje de decenas de miles
de ejemplares entre estantes y viviendas, en busca de seres a quienes
convertir en dioses.
Las cifras, intentan, medir la cantidad
de intelecto trasegada durante esta feria del espíritu en estas tres
localidades habaneras: 38 961 ejemplares vendidos solo aquí en
Artemisa y junto, a las otras dos ciudades, un total de 82 264, con un
valor de 430 368 pesos...Pero esos números, aunque dicen algo, no
pueden cuantificar toda la vida, discurriendo entre familias, ávidas
por llevarse su libro a casa.
Algo mucho más elocuente es lo que
dicen estos miles de adolescentes y niños que marchan, libros en
jarras, entre la biblioteca municipal y los demás puntos de venta de
la Feria, alrededor del parque y frente al Yangtsé, el nuevo
restaurante, hasta la cercana sala de informática, donde los más
pequeños ascienden al cielo digital de La Edad de Oro o navegan por
otras páginas del infantil universo...
Claro que ese enjambre de buscadores de
ideas ya no podrá comprar estos numerosos títulos que, acaban de
anunciar, pues están totalmente agotados: Todo el tiempo de los
cedros; José Martí, sus padres y sus hermanos; Príapos; Viudas de
sangre; Los disidentes; Sexo sentido; Conversando íntimamente con la
adolescente mujer; Cocina al minuto...Y otros que Artemisa, tendrá
que cazar en próximas Ferias...o ediciones.
Aunque los lectores sí asisten a la
presentación y venta de Radiografía del Ejército Libertador
(1895-1898), del Premio Nacional de Ciencias Sociales 2005 Francisco
Pérez Guzmán, oferta que brilla tanto por ser historia bien escrita
como por polemizar contra dogmas, a cuyo lanzamiento acaban de llegar,
desde San Antonio, Abel Prieto, ministro de Cultura, e Iroel Sánchez,
presidente del Instituto Cubano del Libro.
Jóvenes y adultos se aproximan al
Centro Onelio Jorge Cardoso por medio de Eduardo Heras ("Los genios
como Cervantes no tienen que estudiar técnicas narrativas, pero las
de ellos sí hay que estudiarlas") y Francisco López Sacha ("Las
palabras pueden formar una casa, pero esta tiene que estar "habitada"),
y al homenaje a Gabino de la Rosa, cuyo censo arqueológico abarcó,
en tiempo récord, a unos 300 sitios habaneros.
O comparten con otros escritores
habaneros como Miguel Terry, Francisco García y Tomás Delfín
Hernández, y aplauden la inusual entrega de la editorial
Científico-Técnica: mediante Georgina Leyva Pagán y Orestes Gispert
Jiménez con sus Normas de conductas sociales, en cuya presentación
participan Iván Ordaz Curbelo, primer secretario del PCC en La
Habana, y colaboradores como Julio Camacho Aguilera.
Y dentro de este tumulto de placer
inmaterial, vemos a esta muchacha comprar La muerte de Virgilio, del
austríaco Herman Broch, figura cumbre de la narrativa del siglo XX y
Janet Urrutia, quien, además de sempiterna lectora, resulta ser
escritora de Radio Artemisa, nos muestra exergos de este texto que, se
nos ocurre, apuntan hacia el Olimpo del libro y la creación:
"Deja que
estreche tu diestra, déjame, oh, padre, y no huyas del abrazo...",
cita el texto, de Virgilio en su Eneida, y añade otra inscripción
del Dante de Divina Comedia: "El guía y yo por el camino oculto /
Entramos a volver al claro mundo; / y, sin tener cuidado de ningún
reposo / Subimos, él primero y yo segundo / Hasta llegar a ver las
cosas bellas / Que lleva el cielo por un hueco redondo; / Y luego
reecontramos, fuera, las estrellas"...