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Elogio a la redención solidaria
Los
niños del infortunio, del venezolano Tarek William Saab, primer
título presentado en la Feria. Testimonio lírico sobre la misión
médica cubana en Paquistán. Chávez leyó poemas del libro y dedicó
uno a Fidel.
En la noche del 11 de
diciembre último, según cuenta el propio escritor en el epílogo, "con
respeto y discreción, el Comandante me sugirió: Tarek, debieras ir a
Paquistán y conocer sobre la misión humanitaria que estamos
desarrollando allá. Esa es una tierra milenaria que evocará tus
ancestros árabes".
No han pasado dos meses y
lo que se gestó en aquella inolvidable conversación se ha convertido
ya en un conmovedor libro, Los niños del infortunio, primer
título bautizado ayer mismo en el acto inaugural de la Feria, en
presencia de su autor, el poeta venezolano Tarek William Saab, y, de
quienes calificó en el pórtico del volumen como "dos gigantes de la
emancipación y la redención de nuestros pueblos, genuinos herederos
del magisterio de Bolívar, Martí y el Che": Hugo Chávez y Fidel
Castro.
Tarek recorrió las
tierras devastadas por el terremoto del 8 de diciembre del 2005,
palpó el dolor físico y espiritual de las víctimas del cataclismo y
conoció de primera mano la colosal labor de los integrantes del
contingente internacionalista cubano Henry Reeve.
De allí nació un
testimonio lírico impresionante, escrito en madrugadas robadas al
sueño y a las tareas que cumple como gobernador de Anzoátegui. El
intelectual argentino Miguel Bonasso dio fe de la sensibilidad de
Tarek ante la encomienda y Abel Prieto describió sus páginas y lo
que estas reflejan como un chispazo anticipatorio de ese otro mundo no
solo posible sino imprescindible por el que luchamos en medio de una
realidad envilecida, en la que el imperialismo promueve agresiones y
perpetra impávidamente genocidios cotidianos. Eusebio Leal, autor del
prólogo, tuvo a bien recordar las palabras que Reeve, El Inglesito,
le transmitió al mando del Ejército Libertador: "Quiero ir a
occidente, pero iré a donde la marea de la Revolución me lleve". Esa
misma marea, subrayó, es la que ha llevado a los médicos y
profesionales cubanos de la salud a África, Venezuela, Centroamérica
y Paquistán.
Tarek transmitió
vivencias del proceso de elaboración del libro, su encuentro con el
desamparo, la mutilación y la precariedad ante el crudo invierno y la
voluntad amorosa de los internacionalistas cubanos. Y habló de la
rabia que sintió cuando mientras escribía el libro, supo que la
aviación norteamericana había bombardeado y masacrado a civiles
paquistaníes inocentes.
Chávez, a petición suya,
accedió a leer un texto del libro, dedicado a un hombre que
enloqueció ante la catástrofe, y luego, para complacer a Fidel, el
poema que cierra el primer bloque del volumen.
"Estamos
bañados de poesía. ¡Qué honor para Venezuela compartir este
homenaje de la Feria Internacional del Libro! ¡Gracias a Fidel,
gracias al pueblo cubano, gracias a los poetas y a los creadores de
Cuba. Amo a este pueblo como al mío propio", expresó antes de la
lectura.
"Este
homenaje a Tarek —afirmó— es absolutamente bien merecido. En una
ocasión yo lo llamé el Poeta de la Revolución porque en verdad ha
aportado a nuestro proceso bolivariano una infinidad de sentimientos
llenos de poesía. Conocí a Tarek en los caminos de la Revolución.
Nos fuimos reuniendo todos por esos senderos y hoy estamos todos
juntos y seguiremos juntos para siempre". (P. de la H.) |