Las
Ferias del Libro en Cuba
Entre los días 20 y 27 de mayo de 1937 se
celebró en Cuba lo que se podría calificar como la primera Feria del
Libro. Tuvo lugar en la explanada de La Punta, Malecón y Paseo de
Martí (más conocido como el Paseo del Prado), en los terrenos que por
entonces ocupaba la Cárcel de La Habana.
En ella participaron las principales
librerías habaneras (Minerva, La Moderna Poesía, Martí, Económica,
P.Fernández, Labraña, La Casa Belga, La Divulgación Literaria,
Sudamericana, Escuela Nueva), respondiendo al llamado de Emilio Roig
de Leuchsenring y José Luciano Franco.
El acontecimiento tuvo escasa resonancia
en la prensa de la época, salvo alguna atención del periodista Ramón
Vasconcelos.
Posteriormente en la década de los 40 y 50
se desarrollaron otras ferias, exposiciones y ventas de libros en las
que participaron destacados intelectuales de la época como Raúl Roa
García, conocido después del triunfo de la Revolución como el Canciller de la Dignidad.
Esas
ferias del libro, organizadas de forma elemental y pobre, se
celebraban en el Parque Central de La Habana y constituían, en la
práctica, ventas de saldos y rebajas de libros no vendidos, tanto de
las pocas editoriales cubanas como de editoriales españolas y
latinoamericanas que tenían alguna presencia en las librerías de la
capital.
Como tantas otras actividades de la vida cultural del país, no fue
hasta el advenimiento de la Revolución, que verdaderamente se
comienzan a celebrar las ferias del libro en Cuba, las cuales se extenden
a todo el país, convirtiéndolas en
una opción cultural de gran valor para todos los cubanos
A
partir de 1982 las Ferias Internacionales
del Libro en Cuba, se desarrollan con una
frecuencia bianual, en las cuales se da
a conocer, en forma masiva, los resultados de intensos esfuerzos
editoriales, al tiempo que, convierte esa acción en acontecimientos
culturales masivos, esperados por la población con
verdadero entusiasmo y curiosidad intelectual.
En 1982 participaron varias editoriales latinoamericanas. Obras de José Martí
y Félix Varela pudieron ser apreciadas por los participantes que
acudieron al Museo de Bellas Artes, sede del evento. La segunda se
celebró en 1984 y su muestra especializada abarcó la temática del
libro científico-técnico.
Desde 1994 se inicia una reactivación que logra aproximarse a la
cifra de 200 títulos.
El país no desatendió las necesidades del
talento nacional. La disminución en el promedio de ejemplares por
título hizo que se destinara una parte significativa de esa producción
hacia las bibliotecas de la red pública y otras instituciones. En
1995, surgió un proyecto como el de bibliotecas escolares, con una
tirada de 4 000 ejemplares y se tiene el propósito de suministrar unos
46 títulos de literatura imprescindible a las salas infantiles y
juveniles de las bibliotecas públicas.
Con relación a los años del periodo especial el salto es evidente. Las
editoriales pertenecientes al Instituto Cubano del Libro han aumentado
su producción de 296,8 ejemplares en 1993 a 1434,0 en el 2 000; los
centros provinciales alcanzaran en ese mismo año los 300 títulos.
El libro cubano puede hoy, por la notable
mejoría de sus diseños y portadas, exhibirse sin vergüenza junto a las
mejores producciones de otros lugares del mundo.
Hasta 1998, debido a su carácter bienal, se sucedieron varias ferias y
todas contaron con la participación de más de 30 países. Se comenzó a
homenajear a escritores cubanos y, por primera vez, en la feria, se
entregó el Premio Nacional de Literatura
1991 al poeta Ángel Augier. Fue además en este período, y
precisamente en la Octava Edición, donde participó por vez primera un
país Invitado de Honor: México.
Ante la creciente recuperación de la
Industria del Libro cubano, a partir del 2000, las ferias comienzan a
celebrarse con carácter anual, consagrada en esta ocasión al poeta y
ensayista Cintio Vitier. La Fortaleza San Carlos de la Cabaña se
convierte en su sede principal, lugar que recibe cada año gran
afluencia de público.
La feria se ha convertido además en
espacio donde se concede diversos premios especializados del mundo
editorial a personalidades consagradas de las Letras Cubanas. El
Premio Nacional de Literatura, de Ciencias Sociales, de Edición, de
Diseño, el "Alejo Carpentier" y el "Nicolás Guillén", el de
dramaturgia Virgilio Piñera, entre otros, son algunos a citar entre
los más representativos.
En cada ocasión la calidad y la cantidad de las muestras y de la
participación de editoriales nacionales y extranjeras ha ido en
aumento, así como el interés y la atención de escritores,
intelectuales y público general; a partir del año 2000 se hizo
evidente la necesidad de cambio en el ámbito y alcance de la
celebración de las ferias por lo que se decide adoptar la Fortaleza de
la Cabaña como sede de la misma. La creciente participación tanto
nacional como internacional, así como la paulatina recuperación del
libro cubano, hizo que aumentara su frecuencia y se realizara su
celebración de forma anual.
Las Ferias del Libro nacidas en La Habana
y
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