Son la una de la tarde del sábado 9 de marzo en Tokio, en Cuba todavía no se ha empezado a vivir este día, está por concluir el viernes. Pero de cualquier forma, solo nos separan allá y aquí seis horas del primer todo o nada para la selección antillana en el III Clásico Mundial de Béisbol.

Será un duelo entre los dos ganadores de los grupos eliminatorios de Asia, y el que pierda tendrá que despedirse de un certamen que exige por la calidad de los rivales y porque siempre ha de mostrarse esa cualidad, pues el esquema de competencia no da margen a los resbalones, como le sucede ahora a estas dos novenas.

El santiaguero Dany Betancourt tiene la misión de conducir a la tropa de Víctor Mesa desde la tabla de lanzar y desde su designación se ha convertido en una de las claves de éxito para la escuadra caribeña. Las otras, intentar sacar amplia ventaja desde el inicio del partido, abrir el marcador para no jugar pegado contra un elenco que es muy agresivo en las bases y que tiene recursos para construir carreras; la tercera, muy ligada la anterior, que produzcan los hombres grandes del equipo, Pito Abreu, Despaigne y Yulieski, este último independientemente del turno al bate.

Betancourt en 4 y dos tercios ha dado una transferencia, ponchado a 8, con solo un jit permitido, una victoria sin derrota y un punto por juego salvado.

Si las cosas salen así, el lunes estaremos enfrentando al vencedor entre Japón y Holanda, y no sería de extrañar un nuevo encontronazo con los europeos, que dicho sea de paso, lo mejor que han hecho en esta lid es lo realizado en el desafío que nos puso contra la pared. Si ocurriera, sería el segundo momento de todo o nada para Cuba, pues está precisada a ganar dos en forma consecutiva.

Taipei de China, que ante Japón acarició el triunfo, estuvo delante durante siete episodios, aunque sin batear, incluso hasta ese instante lo había hecho menos que su rival, dependerá del derecho Ching-Lung Lo, de 28 años de edad, con seis pies y seis pulgadas de estatura y 190 libras de peso. Ha tenido muy poco trabajo en la justa, solo dos entradas de actuación, en las cuales permitió un jit, ponchó a dos y no regaló bases por bolas.

No sería aconsejable hablar de vaticinios pre partidos, porque ciertamente los atributos de los contendientes pesan tanto que ya por el continente americano, Italia no creyó en el pitcheo mexicano y mucho menos en Canadá al que noqueó 14-4 y se coló en la segunda vuelta, Sin embargo, México no creyó en el golpe europeo, propinado en el noveno capítulo y salió con todo frente a Estados Unidos y al redactar estas líneas jugaba el sexto episodio con ventaja de 5-1.

Es decir, en el Clásico Mundial en un inning, en una jugada se pueden ir abajo las más caras de las aspiraciones.