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27 de marzo de 2009 El Clásico debe mejorar
Más público que en la primera edición. Sistema de competencia injusto.
Miami: la peor sede. Academia asiática triunfó frente a escuela
americana
SIGFREDO BARROS
Lo primero que salta a la vista, sin tener que ser un especialista en
la materia, es cómo fue posible que en una misma poule de la segunda
ronda estuvieran agrupados el campeón olímpico, el titular del Primer
Clásico y Cuba, subcampeón de ambas justas. Para la mayoría de los
expertos, los organizadores norteamericanos evitaron enfrentarse a
cubanos y asiáticos, temerosos de que se repitiera la dolorosa
experiencia anterior. El sistema de competencia en ambas ediciones ha sido muy deficiente y
a todas luces necesita una rectificación. De la misma forma cabría
preguntarse: ¿por qué de nuevo San Juan de Puerto Rico fue sede, al
igual que San Diego? ¿Por qué no Caracas y Santo Domingo?
El comisionado de Grandes Ligas, Bud Selig, debe de estar arrepentido
de haberle otorgado la sede a Miami, pues fue la peor de todas: poca
asistencia de público, al extremo de que un despacho cablegráfico se
refirió a que el equipo norteamericano fue "visitante en su propia
tierra". Pocos lo apoyaron. Un marcado contraste con el Hiram Bithorn
boricua o el Tokio Dome nipón, repletos de una afición entusiasta, tanto
como los miles de sudcoreanos que se reunieron en el estadio de Seúl
para presenciar en una pantalla gigante todas las incidencias del choque
decisivo. Una lección para el próximo 2013. BÉISBOL ASIÁTICO: ¿PEQUEÑO? El calificativo de "pequeño" al béisbol jugado por los equipos
asiáticos le fue dado por los norteamericanos, quienes han hecho del
jonrón un mito, ayudados por el consumo de esteroides que convierte a un
ser humano normal en una montaña de músculos. Es el béisbol "hollywoodense"
al que hace referencia un experimentado dirigente beisbolero mexicano y
que, según afirma, "va en picada".
Muchos son los comentarios alrededor de la falta de forma de los
peloteros de Grandes Ligas, sean del país que sean, por el hecho de que
la fecha del Clásico coincide con los entrenamientos primaverales.
Entonces, por ejemplo, la liga profesional japonesa tiene un calendario
de 144 juegos, desde el 3 de abril hasta finales de octubre, sin contar
los play off, ¿cómo es posible que sus jugadores regresen a sus casas
para el descanso de fin de año, y en marzo la mayoría se presente en
forma y ganen el torneo? Se me ocurre una sola respuesta: lo toman en serio. Para sus
peloteros constituye un honor integrar las filas del equipo nacional y
representar al país en un evento internacional. Todo lo contrario de
muchos en las Grandes Ligas, de todas las nacionalidades, quienes
mostraron un marcado desinterés por jugar en el Clásico. A esto habría que añadirle la intransigencia, el egoísmo y el
desmedido afán mercantilista de los dueños de los equipos de Grandes
Ligas, muchos de los cuales no son conocedores de este deporte, sino
"niños egresados de las universidades, capaces únicamente de administrar
bien las finanzas de sus respectivos clubes", según expresó un conocido
analista. Fueron ellos los que le negaron el permiso al lanzador venezolano
Johan Santana, con el pretexto de estar convaleciente de una lesión
ocurrida cinco meses atrás; los que deciden a cuál hora deben entrenar
los equipos, los que adecuan los horarios de juego y tratan de convertir
el Clásico en una extensión del entrenamiento primaveral. Todo en aras
de sus intereses. El béisbol pasa a un segundo plano. Por estas y otras razones a este deporte le costará trabajo regresar
al seno del movimiento olímpico, a pesar de los muchos esfuerzos que
hace la IBAF (Federación Internacional de Béisbol, siglas en inglés)
para extenderlo a otras regiones. ESCUELA AMERICANA: ¿DECADENCIA? Para los cubanos de todas las generaciones que sienten el béisbol
como parte de su vida, la escuela americana es la mejor de todas. El
gusto por el batazo grande, la jugada espectacular, el pitcheo con
predilección por el ponche son parte de nuestra idiosincrasia. Pero en los últimos años se ha ido imponiendo con fuerza la academia
asiática. Disciplina férrea, bateo de tacto buscando la descolocación
del adversario, defensa que puede parecer rutinaria aunque resulta
efectiva, lanzadores mecanizados en sus movimientos con un amplísimo
pensamiento táctico... A la improvisación latina han opuesto el método,
a la picardía característica de nuestros pueblos enfrentan la proverbial
paciencia asiática. Nos guste o no, les ha dado resultado. Campeones
olímpicos, bicampeones del Clásico, bicampeones mundiales juveniles.
Copiar será siempre tarea de tontos. Tomar del adversario lo mejor, y
sacarle provecho, es de sabios. |