En ese partido en un escenario de altura de unos dos mil 200 metros de altitud, los cubanos mostraron estar en unas condiciones muy ajustadas, con muchos deseos de jugar pelota y con una ofensiva oportuna, sobre todo de batazos de largo metraje.

El pitcheo cubano también se comportó con altura en ese juego y solo el caso del experimentado Norge Luis Vera, quien dominó a los veracruzanos en los dos primeros actos, pero en el tercero permitió tres carreras.

Tras ese episodio, de los cinco que tiró, en el que le batearon a Vera tres imparables, incluido cuadrangular del torpedero Héctor Hernández, los dos monticulistas que le sucedieron, Danny Betancourt y Vladimir García, mantuvieron en un puño a los veracruzanos.

Solo le permitieron otros dos hits y le propinaron seis ponches en cuatro entradas.

Aficionados mexicanos que presenciaron ese juego dijeron a Prensa Latina que además del poder del guardabosque Frederich Cepeda les impresionó, sobre todo, la estampa del jardinero central y primer bateador, Yoennis Céspedes, tanto ofensiva, como defensivamente, además de su rápida manera como corre las bases.

Antes del juego con las Águilas, los cubanos realizaron el martes último un partido entre miembros del equipo en el que, de acuerdo con fuentes de la delegación cubana, se conectaron potentes batazos.