Los esgrimistas ensartaron una corona más Unos duelos inolvidables quedaron atrás RAFAEL PÉREZ VALDÉS, Enviado especial
Estamos escribiendo de una lucha a brazo partido contra los venezolanos, que se tradujo en siete medallas de oro para Cuba, y cinco para los sudamericanos, los dos únicos países que pudieron alcanzar coronas.
Haber dominado otra vez en las estocadas, con mezcla de calidad en algunas armas, y de mucha voluntad en todas, viene convoyado con la necesidad de un replanteo estratégico de cara al futuro. Vayamos a lo de ayer: el duelo en el sable masculino fue reñido al principio, se llegó a estar abajo en el segundo asalto, pues se perdía 4-5, pero Daylon Díaz, subcampeón aquí, se las ingenió para dar una ventaja que no se perdió más. En el penúltimo Yunior Naranjo dejó un 40-36. ¿Quiénes iban a cerrar: Díaz contra el experimentado Carlos Bravo, monarca de esta edición? El cubano soportó bien el embate, y pese a ceder 5-6, pudo llevar la pizarra al definitivo 45-42.
Los otros integrantes del elenco fueron Julio Bello e Ismel Larduet, quien en funciones de tirador de cambió no alineó en la final. Y los deseos no le alcanzaron a las floretistas (Yasnay Vargas, Annis Hechavarría, Misleidys Compañy, Adriagne Ribox) para alcanzar el último título: cayeron ante las sudamericanas, 39-20. A pesar de ello, con justificada razón, los esgrimistas cubanos se despidieron del Centro de Convenciones salieron con motivos para la felicidad. 21 de julio |
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Redacción Deportiva y Equipo de Ediciones Digitales del Periódico Granma
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