Y con esta inolvidable noche sabatina habían cristalizado, ¡al fin!, los esfuerzos de estos últimos cuatro años de la población cartagenera en particular, y de todo el pueblo colombiano en general. Un sueño del cual, por supuesto, han estado muy pendientes las naciones con interés en la cita deportiva regional más antigua que se efectúa actualmente en el mundo.

En el desfile, este es un buen dato, participaron 32 de las 34 naciones que pertenecen a la Organización Deportiva Centroamericana y del Caribe (ODECABE), que en estos días tuvo acá, como es habitual en cada juego, otro congreso.

Dany (la mascota), Cata (la madrina) también estuvieron en la fiesta.

El primer apunte, en cuanto nos sentamos en las gradas a las 6:30 p.m., media hora antes del inicio de la ceremonia, se lo dedicamos a que todavía se estaban realizando ensayos, como queriendo aprovechar el tiempo hasta el último minuto.

Las coreografías, en sentido general, gustaron en una noche de múltiples ritmos y colores; en la que se invocó a la unión y a la fraternidad deportiva, y en la cual el famoso cantante colombiano Carlos Vives vino a cantar a capela el Himno Nacional.

El desfile de las delegaciones volvió a despertar sentimientos, y dentro del mismo, como es habitual, los cubanos fueron muy aplaudidos.

En el fondo del estadio, como parte del diseño, observamos una estructura de madera que muestra símbolos de la ciudad: en blanco las murallas; también vimos representada a la Catedral; la Iglesia San Pedro Clavel; la Torre del Reloj, y los edificios nuevos de Boca Grande.

Un momento espectacular llegó con el tradicional encendido del pebetero, a cargo del ex boxeador Alfonso Pérez, medallista olímpico en Munich’72, quien activó un cañón que cumplió ese objetivo.

"Cartagena entra hoy a la historia, a la historia de estos juegos", dijo con alegría el locutor casi al inicio de la inauguración.

Sí, la vigésima edición ya entró a la historia…