Escuchar a Nouvel

ANDRÉS D. ABREU

Algunos conceptos estereotipados sobre un francés alto, famoso, vestido de negro que camina por La Habana Vieja fumando un largo habano, pudieran hacer pensar que una conversación con Jean Nouvel debe tener el matiz de una comunicación difícil. Pero la vida no es tan programática como muchos lo piensan y entrevistar al gran arquitecto, que nos visita en ocasión de la Novena Bienal, fue un placer apacible que disfruté entre grandes columnas de una terraza habanera.

Foto: RICARDO RODRÍGUEZNouvel en la Plaza Vieja.

De Nouvel quise escuchar sus criterios sobre la arquitectura como arte y respondió: "Yo creo que la arquitectura es una petrificación de momentos de la cultura, por lo que toda obra verdaderamente arquitectónica puede ser considerada una obra de arte. Lo discutible es qué cosa es la arquitectura verdadera. Toda edificación o construcción está ligada a una demanda social pero la arquitectura es algo que se traduce en el más allá de esa necesidad. La arquitectura arriba en el momento que asume la expresión de las cuestiones de una época, de su evolución técnica, la expresión de esa técnica a través de la sensación y la emoción. Toda obra que cumple con ese concepto es una obra de arte. Algo formidable de la arquitectura es que constituye la cara más visible del arte porque la podemos encontrar por la ciudad al andar sus calles y ella debe responder a esa posibilidad desde una actitud que haga representar y testimoniar una época y su manera de decir, responder a una necesidad cultural más allá de la necesidad funcional".

Tras esa respuesta pretendí descubrir las obras paradigmáticas y los referentes más cercanos a su manera de pensar, entonces dijo: "Todas las grandes épocas han mantenido un patrimonio arquitectónico de primer orden. La arquitectura es algo que nos permite hacer una de las lecturas más inmediatas de una época. Es difícil entonces hacer una selección de arquitectos porque serían muchos, un diccionario. Particularmente, desde mi sensibilidad, me sorprende la arquitectura que toca el paso del tiempo y la conciencia del instante en relación a la conciencia de la eternidad, cómo eso se expresa a través de la luz. Por ser muy sensible a la arquitectura de la luz una de las obras más extraordinaria que conozco es la Sainte Chapelle, de París. Un lugar fabuloso por sus grandes vitrales y sus volúmenes de una policromía increíble. También soy muy sensible a cierta relación con las formas frágiles, a una arquitectura que parece improbable, pienso particularmente en el palacio japonés Katsura, hecho a partir de papel. Amo también toda la arquitectura que se fusiona con la geografía, el clima y la vegetación de un lugar, el Museo de Copenhague es extraordinario por esa armonía".

Para finalizar sobre temas universales y de paso acercarnos más a la Bienal que lo invitó a La Habana, le pregunté: ¿Cómo debe pensar un arquitecto de hoy ante los problemas de la urbanidad contemporánea?

"Vamos hacia un cambio en muchos territorios. Ante la migración del campo a la ciudad y la crisis demográfica enorme, al fin hemos comprendido que hemos construido demasiado y muy rápido bajo condiciones de urgencia, pero frecuentemente hemos construido sin buenas soluciones para la urbanidad. Creo efectivamente que comenzamos a pensar en el fin del automatismo, y se hace necesario que trabajemos más la materia urbana. El mundo está lleno de esos automatismos importados que son un gran dolor, que dañan la condición de humanidad, sensibilidad y mentalidad del hombre y su lugar. La arquitectura tiene una gran significación cuando tiene una consideración de generosidad con el lugar. El mundo entero está amenazado por la cultura automática. Debemos hacer cambiar esas reglas y comenzar por las reglas sensibles antes que las reglas funcionales. Creo que el manifiesto de esta Bienal puede ayudar verdaderamente a desarrollar los barrios y las ciudades a partir de un problema sensible ligado al color, el material y la acción viviente y no únicamente desde los designios de la densidad."

Y sobre esa Habana ya recorrida, qué nos puede hablar usted: "Hay en ella una tipología heredada de condiciones históricas y geográficas muy particulares que incluye una serie de placeres y emociones ligados al clima y la producción cultural local como son esas columnas, esos arcos, los altos niveles, el uso de la madera, las amplias terrazas, la presencia viviente. Son de un confort y una construcción técnica de otra época que se debe retomar todo el tiempo porque lo exige el sol y el calor de aquí. Son principios eternos que el hombre necesita para ese equilibrio con la vida".