Fotografías de Eduardo Rubén

Cuidado, hieren

VIRGINIA ALBERDI BENÍTEZ

En un evento que se ha caracterizado por la preminencia de la fotografía como vehículo expresivo para abordar las dinámicas de la cultura urbana, eje temático principal de la Novena Bienal de La Habana, la andadura del cubano Eduardo Rubén García por ese camino —visible en la Fortaleza de La Cabaña— recorre una estación muy particular: la de un realismo testimonial, crítico, agudo, sin manipulaciones ni intervenciones artísticas, un verdadero ensayo para reflexionar acerca de ciertas marcas materiales en la ciudad que denotan a su vez cierta erosión espiritual.

Las imágenes de Rubén han sido captadas en el entorno capitalino. En su mayoría son carteles improvisados, rótulos imprevisibles, iconos maltratados, huellas de lo que acontece cuando al paso del tiempo se suma el peso del absurdo y, en no poca medida, la insensibilidad. No se trata del reflejo de la legitimación de los signos de una cultura viva, no sacralizada, imaginativa y fecundante que aflora en la trama urbana, sino precisamente de la degradación de esa vitalidad.

Cada uno de los instantes fijados condensa un conflicto de representación entre la intención del mensaje y su perspectiva real. Una especie de pequeño drama (o traviesa comedia) que revela la intensidad de un desencuentro entre la estética y la ética. Al descubrir estos intersticios, Eduardo Rubén está señalando heridas que urge sanar en la conducta urbana contemporánea. El título del ensayo fotográfico, Se acabó, lo extrajo el autor de un ripio de cartón puesto en una bodega de barrio para anunciar a los marchantes que el ron se había acabado. “Si tuviera que resumir el tema de este trabajo —nos dice el artista — sería el de la contaminación visual que estamos padeciendo”

Este paso de Eduardo Rubén a la fotografía —harto conocida es la importancia de su obra en la pintura cubana de las dos últimas décadas y sus participaciones en la Primera y la Quinta Bienal— es congruente con sus inquietudes creativas. Al definir su pintura, lo hace desde su profesión de arquitecto: “Me interesa la arquitectura por su repercusión, tanto desde el punto de vista del diseño, como hecho conceptual o cultural, pues cobra importancia dentro del contexto urbano, y forma parte de los conflictos estéticos y funcionales de la ciudad, por ejemplo, lo clásico versus lo contemporáneo, lo culto versus lo popular, lo geométrico versus lo irregular”.