Anunció el retiro de la medalla de oro al relevo varonil
4x400 de Estados Unidos, por dopaje, un caso pendiente desde los Juegos
de Sydney’00 después de que uno de sus integrantes, Antonio Pettigrew,
confesara haber ingerido sustancias prohibidas. Y resumió que alrededor
de 17 han dado positivos en las pruebas previas a estos Juegos.
En otro orden de cosas, habrá record de participación
con 205 comités olímpicos, pues la tarjeta a Irak fue amarilla y no
roja. De los 10 500 deportistas anunciados para participar en el evento
se esperan a unos 9 000 en la ceremonia de apertura, no habrá más porque
otros llegarán en la segunda semana de competencia, y unos tendrán
eventos al día siguiente o en escenarios lejanos como las velas, en
Qingdao, o la equitación, en Hong Kong.
Este último fin de semana, antes de la apertura del
principal acontecimiento deportivo universal, el cielo se dio el lujo de regalar un eclipse que
China no había vivido en los últimos siete años.
"Es un símbolo de buena suerte", dice Tse Shang, una
estudiante universitaria del sur del país enrolada como voluntaria en la
terminal de modernos autobuses encargados de trasladar a los reporteros
llegados de cualquier parte del mundo.
Pero ayer meteorólogos locales indicaron que la capital
china probablemente estará nublada e incluso podría ser azotada por un
mal tiempo el 8 de agosto, si bien aseguraron que aun con lluvia la
tecnología actual puede garantizar que el espectáculo de fuegos
artificiales de la ceremonia inaugural no se verá afectado.
Solo faltan cuatro días para que se descorran las
cortinas de los XXIX Juegos Olímpicos, los primeros en una nación
subdesarrollada transformada en superpotencia. Y la fiesta no solo será
en el espectacular estadio Nido de Pájaro, con capacidad para 90 000
espectadores.
Numerosas organizaciones vecinales han decidido
celebrar, con apoyo del Comité Organizador, sus propias miniceremonias
de inauguración.
En diversas zonas se han instalado megapantallas, fuegos
artificiales se lanzarán por toda la ciudad y en la Gran Muralla china,
miles de habitantes protagonizarán sus propios espectáculos olímpicos
previo a las ocho de la noche del día ocho.
Hasta dentro del metro se vive este ambiente. En
pequeñas pantallas instaladas en el tren subterráneo se trasmiten videos
de los Juegos y materiales didácticos sobre los distintos deportes.
Han entrado en servicio tres nuevas líneas y ya suman
ocho, lo que registra un alza notable en la cantidad de pasajeros
transportados, tras las restricciones al número de vehículos circulando
por las calles de la capital, como medida para atenuar los atascos del
tráfico y la contaminación ambiental.
"Después de las Olimpiadas van a venir más personas a
nuestro parque", comenta el octogenario Liu Yu, mientras se toma un
respiro ayudado por un abanico, luego de usar uno de los modestos
aparatos pero muy útiles —y sobre todo bien cuidados— que se observan en
uno de los tantos sitios de ejercitación física para los adultos
mayores.
Cerca, otro grupo se arremolina en torno a un tablero y
a piezas circulares de madera. Es el ajedrez chino, con la peculiaridad
de que juegan todos, los que están frente a frente y el entorno de
curiosos. Así que no hay "sapos". Otros, los mas jóvenes, se dedican al
Pijian Zi, que en español quiere decir el Gallito Chino: varias personas
en círculo patean una pequeña bola de goma que tiene plumas de gallo.
Todos cuentan las horas para festejar, a su manera, la
culminación de siete años de preparativos cuya crónica parece ser la de
un éxito anunciado capaz, en lo adelante, de convertir a esta ciudad en
una nueva Beijing.
Los cubanos, por supuesto, también están ansiosos de dar
frutos a su preparación. Ayer, un portavoz de la delegación dijo desde
la Villa Olímpica que los deportistas tienen "excelente disposición", al
igual que quienes realizan sus últimos entrenamientos en otros países.
4 de agosto