Desde los Juegos Olímpicos de Sydney 2000 el programa de competencias
contempla a 28 deportes y son pocas las naciones que como Cuba cuentan
con medallistas en 14 de ellos. Es decir, en la mitad de esas
disciplinas se ha logrado al menos una presea y en nueve se ha obtenido
alguna de oro.
Boxeo, atletismo, judo, esgrima, lucha, béisbol, levantamiento de
pesas, taekwondo, voleibol, baloncesto, canotaje, velas, tiro y natación
son las modalidades que dan a Cuba ese prestigioso aval confirmatorio de
figurar entre las grandes potencias mundiales del deporte.
Y será en varias de ellas donde descansen las mayores aspiraciones en
los ya cercanos Juegos de Beijing, los cuales representarán la
decimoctava presencia de Cuba en estas encumbradas lides. Por cierto
—aquí van otros apuntes de lujo—, en las 17 incursiones hasta Atenas
2004, se ha logrado medallas en 12 de ellas y nueve tienen el sello del
deporte revolucionario, ganador de 60 de las 65 doradas del país bajo
los cinco aros.
Es el boxeo el deporte más aportador al medallero olímpico cubano. En
solo ocho ediciones, desde 1968 —cuando Rolando Garbey y Enrique
Regüiferos alcanzaron lauros de plata—, hasta Atenas 2004, los púgiles
atesoran 32 metales áureos, 15 de plata y ocho de bronce. La hazaña en
los cuadriláteros alcanza tanta dimensión que ese botín ubicaría a
cualquier nación en el puesto 31 de la historia de los Juegos, o sea, en
el medallero de 108 años y 25 justas celebradas, abarcador desde Atenas
1896 hasta Atenas 2004.
A los del ring les siguen los del campo y la pista. Nueve coronas, 11
subtítulos y 12 premios de tercer lugar es la cosecha del llamado
deporte rey en nueve confrontaciones, desde que a Enrique Figuerola le
cupo el singular honor de abrir el medallero olímpico revolucionario con
su metal plateado en los 100 metros planos de Tokio 1964.
Para el judo es el tercer puesto. Las y los judocas tienen cinco
doradas, ocho de plata y 13 de bronce, en un camino que abrió Héctor
Rodríguez en Montreal 1976 con la hazaña de ganar para América el primer
trofeo de campeón en ese deporte.
Boxeadores, atletas y judocas acumulan el 71% de los premios de oro
de Cuba en Juegos Olímpicos y el 66% de las medallas del total o lo que
es lo mismo, han logrado 113 de las 170 alcanzadas. De que se mantenga
ese liderato va a depender mucho la ubicación cubana en el medallero de
Beijing.
Claro que a ellos los acompañarán el béisbol, ganador de tres de las
cuatro coronas olímpicas; la lucha con un aval de 5-5-6 en su pujante
paso por estas máximas citas; el mismo voleibol femenino, con una ardua
tarea en China para mantenerse como medallista después de lograrlo
cuatro veces consecutivas, con sus triunfos en Barcelona, Atlanta y
Sydney, más el bronce de Atenas. Opciones ganadoras también existen en
el taekwondo y en el canotaje.
Otro deporte con claras aspiraciones es el ciclismo, con fuerza en el
sector femenino para abrir su medallero olímpico.
En resumen, hay posibilidades de preseas en Beijing en ocho de las 14
disciplinas que cubren el espectro medallista cubano en los Juegos y
—entiéndase—, que posibilidades no quiere decir certeza, sino la
expresión de la potencialidad para alcanzar un objetivo. No contamos a
las velas, esgrima, tiro, natación y baloncesto, pero sí al ciclismo, lo
cual completaría una novena de deportes en la que podría cimentarse una
nueva hazaña del deporte de la Mayor de las Antillas.