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Esperemos el sorteo
Esperemos
el sorteo, dijo ante un auditorio días atrás el profesor Alcides
Sagarra, en un empeño por enviar un mensaje optimista sobre la actuación
del boxeo nacional en el torneo olímpico. Su frase sería también
realista. Antes de la crítica situación en este deporte, que de
improviso borró las opciones de cinco posibles medallas de oro en
Beijing, el avezado estratega y su entorno acostumbraban a responder:
Lucharemos por los 11 títulos de cara a una gran competencia, Juegos
Olímpicos, Panamericanos y Campeonatos del Mundo, cuando se le requería
por vaticinios. También solía escucharse con frecuencia, a tono con el
poderío mostrado en el espectro de los eventos universales desde los
Olímpicos de Munich72 o desde el Primer Mundial de La Habana en 1974,
que la preocupación del sorteo era para los adversarios, por el dolor de
cabeza que significaba encontrar a un cubano en las primeras jornadas
eliminatorias. Hoy, tras la renovación a la que se ha visto obligada
la primera selección de la escuela cubana, habría que calificar de muy
meritorias las posibles conquistas de metales en la Arena de los
Trabajadores de Beijing. El campeón mundial del 2005 en los ligeros,
Yordenis Ugás; el titular juvenil del orbe en los welter, Carlos
Banteur; el monarca panamericano de los medianos, Emilio Correa, y el
también experimentado mosca Andry Laffita, parecen contar con las
mejores posibilidades al podio en la escuadra caribeña. Pese a las
adversidades, el boxeo nacional clasificó a 10 hombres para el torneo
olímpico. Solo Rusia logró los 11 cupos y aunque es la principal
favorita para el cercano certamen del 9 al 24 de agosto, clausura de los
XXIX Juegos Olímpicos, la repartición de los títulos podría presentarse
con espectro amplio y no el mayor botín a un solo bando. El pugilismo
fue entre los deportes de combate el único con la camisa de fuerza en el
proceso preolímpico de fijar nombres y no plazas, una cláusula que
podría exigírse a la federación internacional su anulaci ón si no
convencen sus argumentos. Como también los próximos foros de la AIBA
podrían ser escenarios de la denuncia enérgica contra la cacería de
púgiles cubanos que han desatado en los últimos tiempos el turco-alemán
Ahmet Oner y sus asociados, tras la fachada de la Arena Box Promotion.
A diferencia del resto de los preparadores en el mundo, los entrenadores
cubanos tienen, además de asegurar la forma de sus pupilos, la
preocupación del asedio de los piratas y como secuela las restricciones
de torneos en que se pasean como en casa. Los técnicos están
trabajando sin descanso no solo en la técnica, la táctica y el
dispositivo físico, también en la autoestima de sus 10 discípulos, una
virtud capaz de dar sorpresas en el encerado asiático, como lo han
confirmado a su regreso tras varias semanas de preparación en Ecuador.
Al frente de la escuadra figura un adiestrador, Pedro Roque, que conoce
muy bien a la mayoría de los favoritos en cada una de las divisiones
desde que aparecieron por primera vez en mundiales juveniles. Se
descarta que, pese a la ausencia en el último Mundial de Chicago tanto a
púgiles como a estrategas se les hayan conseguido grabaciones sobre el
desempe ño de los medallistas en el mitin estadounidense. En el mundo de
la competencia la información muchas veces decide. En Barcelona92,
Cuba reapareció con siete medallas de oro a pesar de que sus boxeadores
no tenían experiencia olímpica como ahora, pero la diferencia principal
es que entonces aquella escuadra liderada por Félix Savón había cumplido
un proceso lógico de desarrollo competitivo a nivel mundial. Distinto
también es el contexto internacional. Las antiguas repúblicas
soviéticas, por ejemplo, hoy están más consolidadas que hace 16 años en
lo que al boxeo se refiere. El 20% del total de púgiles (286) que
combatirán en Beijing proceder án de esta zona, tradicionalmente fuerte
entre las cuerdas. Muy distintas son también nuestras perspectivas en
el horizonte del boxeo olímpico que obligan, a diferencia de otros
momentos, al vaticinio discreto. A esperar el sorteo. |