Haciéndole honor a su apellido, José Antonio Guerra dio guerra en la plataforma de los Juegos Olímpicos y se convirtió en el primer ornamentista masculino de Cuba en incluirse en una final individual del clavado.

Tremendo susto se llevaron los que ya lo habían descartado de entre los más temidos desde los 10 metros, cuando lo vieron en el segundo puesto tras dos rondas competitivas.

Pero imprecisiones en su cuarto y quinto salto arrastraron al subtitular mundial de 2005 a un meritorio e inesperado quinto puesto, luego de sus discretas actuaciones en preliminares y la ronda semifinal.

Estoy un poco triste. Estar tan cerca de la medalla y no ganarla duele mucho, pero por otro lado contento porque me incluí en la final, dijo a la AIN el también monarca panamericano de Río de Janeiro 2007.

El experimentado plataformista confesó que prefiere no fijarse en los saltos de sus rivales, ni siquiera en sus propias puntuaciones, porque compite "muy cerrado, para mi y conmigo".

Las fallas no fueron por desconcentración. Me sentí con mucho espacio, quise controlar mucho al final y me costó en la entrada al agua. Son cosas técnicas que pasan, en estos momentos inexplicables, argumentó.

Ahora voy a tomar unas buenas vacaciones. Después empezaré a hacer sincronizados con el jovencito Jeinkler Aguirre, -puesto 15 en la lid-, y lo más probable es que me incorpore a los trampolines, anunció.

También me gustaría decirle a mi pueblo que lamento no haberles llevado la medalla, pero si no fue en esta será en la otra, concluyó optimista.

Los titulares de la jornada fueron para el australiano Matthew Mitcham, quien rompió el dominio chino en la disciplina ornamental.

El campeón de la fase en Estados Unidos del Grand Prix, quien exhibe como lo mejor en campeonatos mundiales el puesto 12 en 2005, tuvo una noche de lujo con varias puntuaciones perfectas y finalmente reinó con 537.95 puntos, por delante del submonarca del orbe, el chino Zhou Luxin (533.15).