Lo que no se conoce tanto es que en la historia olímpica del
atletismo los especialistas de los países grandes y desarrollados son
quienes han copado inexorablemente los podios de premiaciones.
Solo una excepción se recoge —para confirmar la regla—, la del
taipeiano Yang Chuan-Kwang, en Roma 1960, retador de la hegemonía del
estadounidense Rafer Johnson y sublimado en aquella famosa película de
esos Juegos. 48 años después, un joven de apenas 20 años de edad, acaba
de desafiar con insólito éxito a sus poderosos rivales colocándose entre
ellos en el podio.
Su nombre es Leonel Suárez, nació en Santiago de Cuba, vive en
Holguín, y cumplirá los 21 el próximo primero de septiembre. Es muy
posible que nadie a esa edad haya impresionado sobremanera en una prueba
tan compleja, de tanta diversidad.
Se digan o no, a los Juegos Olímpicos todos los atletas acuden con
pronósticos; son muchos y de muchas instancias, pero un bisoño como él
no podía aparecer en ninguno referido a medallas; no hay quién se
arriesgue a tanto.
Pero Leonel sí, y cuando terminó las cinco pruebas del primer día
estaba muy contento por haber mejorado su total parcial de puntos, y al
final de un breve intercambio se le escapó: "a lo mejor mañana hay
sorpresa". Y la hubo grande, por cierto.
En el nuevo encuentro tras culminar la agotadora prueba lo primero
que recuerda es: "lo anuncié ayer y se dio". Explicó que como iban las
cosas calculaba hacer más de 8 500 puntos (fueron 8 527) y llegar a una
de las medallas, no la de oro, pero cualquiera de las otras dos y que al
final hasta la de plata estuvo a su alcance, a 13 puntos cuando faltaban
solo los 1 500 metros, que no fue su mejor carrera, por el cansancio.
¿Soñaba Leonel con una medalla desde antes?
"Soñaba desde que en la preparación mejoré el récord nacional en dos
ocasiones, primero con 8 366 puntos y después con 8 451".
Claro que se podía imaginar algo así. Su coequipero, Yordani García,
fue octavo en el Mundial de Osaka 2007 con la primacía cubana anterior
de 8 257. Sumándole en Beijing 300 puntos más¼
Gabino Arzola, el pinareño que lo entrenó para esta medalla inédita
del atletismo cubano, también había hecho sus cálculos, calladamente,
por supuesto, pues anunciarlo habría constituido una gran osadía.
Recuerda que hace dos años trabaja con el muchacho, a quien una lesión
en el 2007 le impidió pasar del cuarto lugar en los Juegos Panamericanos
e ir al Mundial, pero que tras ser operado se recuperó rápidamente para
comenzar la preparación olímpica.
Sobre el futuro, Leonel no solo habla con entusiasmo, sino también
con seguridad: "Es un evento muy duro, en el que la madurez llega sobre
los 27 ó 28 años, si no ocurre una lesión que te elimine¼ ".
Por lo pronto, el atletismo cubano ha tenido al vallista Dayron
Robles en el Olimpo, a plateadas como Yarelis en el disco y a Yipsi en
el martillo, sumado un bronce también de alguna manera presumible a
cargo del saltador de longitud Ibrahín Camejo.
Ahora cuenta igualmente con una proeza inimaginada que se llama
Leonel Suárez.
Alguien capaz de superar a estelares como el recordista mundial (9
026) y olímpico (8 893), el checo Roman Sebrle, ahora sexto con 8 241,
al campeón panamericano Maurice Smith (JAM), noveno con 8 205 y a otros
37 competidores avezados, de los cuales 14 no lograron resistir el
esfuerzo a realizar y abandonaron antes del límite.
Reciban los lectores los parciales de su actuación y valoren por sí
mismos:
Cronometró 10.90 en los 100 metros planos; saltó 7.33 en longitud;
14.49, en bala; 2.05 en altura y 47.91 en 400 metros. En el segundo y
último día: 14.15, en 110 con vallas; 44.45, en disco; 4.70, en pértiga;
73.98, en jabalina; y 4:29.17, en 1 500 metros.
Yordani García, evidenciando no estar recuperado totalmente de una
lesión, de todas formas logró llegar hasta el final y clasificar en el
puesto 15, con 7 992, perjudicado sobre todo por un bajo rendimiento en
el disco (solo 36.73), donde tiene sobre 45 metros.