Ya
se sabe que en el área del Caribe se pueden producir huracanes de gran
intensidad, mas ninguno equiparable al que por estos días ha encandilado
el mayor concierto deportivo de todos los tiempos, los Juegos Olímpicos
de Beijing 2008. Su nombre: Usain Bolt.
A sus 22 años, el espigado velocista jamaicano se ha
consagrado como la gran sensación del atletismo al ganar tres coronas
olímpicas con sendos récords mundiales en los 100 (9.69) y 200 metros
planos (19.30) y el relevo corto 4x100 (37.10).
"Esto ha sido maravilloso, decidimos que íbamos a romper
el récord mundial y lo hicimos", dijo Bolt a los periodistas tras la
victoria de su país en el relevo a la vez que añadió que "los velocistas
jamaiquinos han tomado el mundo, y ahora debemos tratar que sea para
siempre".
Dueño de un estilo bastante excéntrico, que le costó
varias centésimas de segundo a la plusmarca del hectómetro, Bolt ha
acaparado infinidad de elogios, si bien algunos no han contemplado con
buenos ojos los alardes de su rapidez.
Lo cierto es que los embates que producen en el público
cada zancada suya no ofrecen dudas. Nadie ha sido más rápido que Usain
Bolt, quien disipa toda controversia sobre su manera al correr con una
única frase: "Solo quiero divertirme".