La
selección cubana de béisbol vapuleó a la escuadra de Estados Unidos en
la semifinal del béisbol de los Juegos Olímpicos al vencerle 10 carreras
por dos, con 13 jits, incluyendo cuatro jonrones, con lo cual no solo se
ganó el derecho de ir disputar la medalla de oro, sino que además, apagó
las fanfarrias altisonantes del manager estadounidense David Johnson.
Así, bateando, viendo a sus peloteros aguerridos, como
siempre lo han hecho los del los equipos Cuba, quería el pueblo esta
victoria. De contundente, aplastante y convincente podría calificarse el
triunfo, que comenzó a tejerse desde el tercer capítulo, ante el más
elogiado talento norteamericano para las Ligas Mayores, el derecho
Stephen Strasburg, abridor y perdedor del choque.
En
esa entrada, Giorvis Duvergel pegó jit al izquierdo y lo impulsó Héctor
Olivera, con triple al central. El flamante primera base cubano logró
anotar en la misma jugada por error en tiro a tercera.
Estados Unidos respondió descontando una en el cuarto al
ligar dos jits consecutivos y un elevado de sacrificio. Pero en la parte
baja de ese inning., la Mayor de las Antillas volvió a replicar con
largísimo cuadrangular por el centro del terreno de Alfredo Despaigne.
Un error de la defensa cubana le abrió las puertas del
home a sus rivales, justo en la entrada siguiente, por lo que el juego
parecía tornarse pegado en el pizarrón. Sin embargo, lo mejor estaba por
venir, a pesar de que el mentor de Estados Unidos cambiaba a sus
lanzadores con el objetivo de que los cubanos no vieran un solo tipo de
pitcheo, pero ni táctica ni estrategias, la artillería cubana acabaría
con todas las posiciones de Johnson.
En el sexto llegó la descarga de Frederick Cepeda por
encima de las cercas del jardín izquierdo, como preludio de un fuego
cruzado que sellaría la batalla con el triunfo cubano. Así fue el octavo
capítulo:
Johnson abre el Iining con el derecho Jeff Stevens
.Héctor Olivera, cae de tercera a primera. Michel Enríquez, pega jit al
izquierdo. Frederich Cepeda, lo imita con cañonazo al derecho. Escena
lista para el Cañón del Caney. Alexei Bell larga jonrón por la banda
izquierda y pone el juego 7-2. Yulieski Gourriel, (el derecho Blaine
Neal lanza ahora por EE.UU.), pero no puede impedir que llegue a primera
por error del tercera base. Alfredo Despaigne, da jit al central. Y
entonces el artillero fue Ariel Pestano con jonrón por el izquierdo.
Eduardo Paret consiguió jit al izquierdo. Giorvis Duvergel lo forzó de
torpedero a segunda y Héctor Olivera, hizo lo mismo con a Giorvis de
torpedero a segunda.
Fue el episodio de la puntilla y de la pesadilla para un
Johnson que se tendrá que queda con sus "famosos" anillos de Ligas
Mayores, los cuales quería cambiar por el oro de Beijing. Pero el anillo
olímpico cuesta muy caro cuando hay peloteros de la calidad de los
cubanos, que son tan buenos como los profesionales de aquel certamen
(cosa ya demostrada en el Primer Clásico Mundial), pero que se crecen
todavía más cuando son desafiados. Y es que este director que había
vencido a Cuba en el preolímpico del 2006 en La Habana y el pasado año
en la Copa del Mundo de Taichung, Taipei de China, y ahora escogió a
Cuba como rival, pues sí, quería el cetro del certamen, pero ganándoselo
a Cuba. Y ya ve, las fanfarronerías se tradujeron en dos derrotas en un
mismo certamen, como para saldar la deuda, y además, donde más duelen,
en los Juegos Olímpicos.
De garantizar la victoria se encargaron dos gigantes del
pitcheo cubano, dos experimentados o si queremos veteranos lanzadores,
convertidos en jóvenes guerreros desde la lomita. Norge Luis Verra tiró
seis completos, permitiendo solo cuatro jits y aceptando dos carreras,
una de ellas inmerecida. Pedrto Luis Lazo vino a asegurar la victoria y
en tres capítulos toleró dos imparable, mas no pudieron pisarle el home.