BEIJING.—
Apenas a los 21 años de edad Dayron Robles ha disfrutado este jueves lo
que significa la gloria olímpica. Un memorable triunfo, en un fenomenal
estadio y en unos inolvidables Juegos.
¡Es el décimo campeón olímpico en la historia del
atletismo cubano!
Corrió rápido y a la vez con seguridad sobre las vallas
situadas a lo largo de 110 metros y nadie fue capaz de hacerle peligrar
el oro, conquistado con sobresaliente tiempo de 12.93, nada menos que su
quinto del año por debajo de 13 segundos. Inédito.
Tras la carrera se produjo una larga sesión de
entrevistas, de solicitud de opiniones, y fueron tantas que hasta hubo
que interrumpirlas para cumplir con la ceremonia de premiación. Más de
una hora después lo tuvimos delante los latinos de la prensa plana y las
agencias.
La ausencia de Liu Xiang fue tema obligado de nuevo.
Dijo estar seguro de que él quería estar aquí más que
nadie, que eso era parte del espectáculo esperado por todos, pero que le
deseaba su recuperación para seguir en el combate, para continuar dando
shows, además de vaticinar que les quedaba a ambos mucho tiempo para
seguir por ahí en las competencias.
Dayron no pudo precisar hasta dónde llegará. "No lo sé,
yo sigo trabajando".
Sobre un posible récord expresó que realmente lo único
que quería era asegurar su carrera, "porque son vallas, no es plano y
cualquier cosa podía suceder", ejemplificando con casos que han
desarrollado tremenda velocidad y todo se ha malogrado al chocar con la
última valla. "Lo mío siempre fue llegar a la meta, no buscar el récord
mundial", enfatizó.
Envió un saludo muy grande a su amigo, y campeón
olímpico Anier García (Sydney 2000), y "decirle que continúo el trabajo
que él dejó".
En cuanto a si se consideraba el número uno, aseguró que
ahora sí, porque además de poseer el récord mundial era también campeón
olímpico, aunque tuvo palabras de elogio para sus grandes rivales que
siempre iban a estar al acecho: los de Estados Unidos y el chino, "que
es un hombre tan grande como China en el deporte".
Y sobre la medalla indicó: "Esta es la que yo
necesitaba. Ya la tengo aquí. Y todo el que habló... ".
"Siempre
estuve muy tranquilo aquí, sabía de mis posibilidades y me mantuve así,
tranquilo. A mi mamá le mando un beso grandísimo, que ella es mi
principal inspiración, a mi familia, a todo el que me ha seguido... ".
No podía faltar el criterio sobre su entrenador,
Santiago Antúnez, a cuyo trabajo se deben dos de los últimos tres
monarcas bajo los cinco aros, además del primado universal. "Es
impresionante, algo que ni puedo describir, porque tiene tantas cosas
grandes como entrenador y como persona que no sé explicarlo".
Sobre si le preocupó la lluvia dijo que le encantaba el
clima europeo con un poquito de viento, y de frialdad; "el día me lo
pusieron", confesó, pero en cuanto a la lluvia alertó que era complicada
porque mojaba la pista y había que tener cuidado; "por ella tuve un tin
más de cuidado", afirmó.
¡Y a pesar de eso hubo un 12.93!, le comentaron. "Sí,
pero no fue buscado, fue tranquilo, como vine a los Juegos", reiteró.
Sobre correr con gafas volvió a ser enfático. "Cuando
exista algo que desplace a las gafas, a lo mejor me lo pongo, pero de
momento me va muy bien".
Y antes de la despedida el saludo "para mi pueblo de
Guantánamo, verdad que lo llevo en el corazón, ese pueblo que siempre
creyó en mí. Y este metal es dedicado a Guantánamo, al Comandante, a mi
mamá, a mi familia... ".