BEIJING.— Una noche en salto de pértiga con Yelena Isinbayeva es como un
coqueteo con una diosa inalcanzable en el aire. La rusa de 26 años no
solo ha redefinido la fuerza de gravedad al saltar cada vez más alto,
sino que también hechizó al universo deportivo al batir ¡otra vez! el
récord mundial, con nuevo registro de 5,05 metros.
No
en balde, la multitud la contemplaba con fascinación, mientras la
emperatriz de las alturas desafiaba a ratos el calor reinante
cubriéndose con una manta de pies a cabeza para "ganar" concentración.
Pero el récord mundial no llegó de inmediato, pues
conquistó su segunda corona olímpica sobre 4,85 y luego efectuó un salto
de 4,95 para agregar más suspenso y asegurarse que el resto de los
eventos finalizasen.
Fue entonces cuando el tiempo se congeló y lo imposible
se tornó nada en el instante que la atleta forzó un nuevo límite en su
tercer intento para implantar otra plusmarca, la número 24 (al aire
libre) para Isinbayeva que solo necesita otras 12 para quebrar las 35
del poderoso Sergei Bubka en la especialidad masculina.
"Sí, lo haré. Solo tengo que lograr otros 12. La vida
sería aburrida sin récords mundiales, así que quiero seguir para
siempre", declaró, con su famosa sonrisa. "Solo el cielo es mi límite".
(SE)