Yoanka
González ha escrito una de las páginas más gloriosas de la historia del
movimiento deportivo cubano. Ella dio en la madrugada del día 18,
horario de su país, tarde en la lejana China, la primera medalla
olímpica de la mayor de las Antillas en el ciclismo al llegar segunda en
la carrera por puntos en los Juegos de la XXIX Olimpiada.
El mérito se multiplica, pues la muchacha de Cifuentes,
en la provincia cubana de Villa Clara, alcanza ese pergamino en la que
muchos consideran la prueba más compleja del ciclismo de pista, o por lo
menos la de un alto valor táctico, pues hay que combinar la velocidad
con la resistencia.
Yoanka
realizó una carrera a tenor con esas exigencias y con un valor agregado,
su indomable espíritu de lucha, pues al ser sorprendida como el resto de
la concursantes por la escapada de la holandesa Mariam Voss, sabía que
tenía que redoblar sus fuerzas para encabezar todos los embalajes
restantes, cuatro en total, de manera que pudiera asegurarse su
presencia en el podio.
Para tener una idea de la combatividad de Yoanka, habría
que precisar las principales características de esta prueba. Son 20
kilómetros y 10 embalajes es decir cada un kilómetros se busaca la meta
en aras de conseguir los puntos. Al primer lugar le corresponde cinco
unidades, al segundo tres, al tercero dos y al cuarto uno. Cuando la
holandesa se escapa y logra aventajar al pelotón de concursantes,
obtiene 20 unidades por reglamento, más los 10 que tenía, 30 para
sepultar las aspiraciones doradas de todas sus contricantes.
En ese momento Yoanka solo tenía 8 puntos y marchaba
empatada con la colombiana María Luisa Calle y tenía muy cerca de varias
de las más avezadas especialistas de esta prueba como Vera Carrara
(Italia), Lada Kolizkova (Ucrania) o la mejor de todos los tiempos en
esta modalidad la rusa Olga Slyusareva. Quedaban cuatro embalajes, de
los cuales ganó dos para sellar su gran actuación.
Ella, número cinco del ranking mundial de la actual
temporada, le dio hoy a Cuba la posibilidad de convertirse en el octavo
país que escala el podio bajo los cinco aros en la historia olímpica de
la carrera por puntos.
El abrazo con José Peláez, presidente de la Federación
Cubana de Ciclismo, era la expresión del éxito, pero ya no tan solo de
la medalla de plata, sino la confirmación de que el ciclismo cubano
había trabajado para tan meritorio premio, pues junto a Yoanka subieron
al, podio todos los trabajadores del velódromo Reynaldo Paseiro, una de
las instalaciones mejor cuidadas de nuestros país, subió nuestra Vuelta
a Cuba, que es decir todo el pueblo. Yoanka abrió la puerta de la gloria
olímpica, no solo para su entrada, sino para la llegada definitiva del
ciclismo a esa altura.
La hazaña de la villaclareña confirma sus sentimientos
al salir de Cuba cuando expresó: escoltar la enseña nacional me dará
fuerzas para regresar con una actuación digna
En tercer lugar fue para Leire Olaberría, de España, al
acumular 13 puntos en el velódromo de Laoshan.