Antes de iniciarse las competencias, China sumaba 112
medallas de oro y ocupaba el lugar número 12 en la tabla histórica.
Ahora escaló hasta la novena posición, con 147, desplazando a Suecia
(139) y amenazando al octavo lugar de Alemania del Este, la desaparecida
RDA, con 153 pergaminos dorados, y el séptimo de Hungría, 156.
Llaman la atención dos aspectos en la actuación de los
anfitriones en esta mitad del evento. En primer lugar, la diversidad,
pues han obtenido cimeros lugares en 12 diferentes disciplinas, a saber:
natación (1), tenis de mesa (1), pesas, con un gran total de 8, gimnasia
artística (5), lucha (1), judo (3), remo (1), tiro deportivo (5),
badminton (3), clavados, otro de los deportes que han dominado
completamente (5), arquería (1) y esgrima, una por primera vez en la
historia.
Lo segundo es el tremendo aporte de las mujeres,
discriminadas totalmente en un pasado no muy lejano y ahora líderes en
el aporte de pergaminos dorados, nada menos que 21, punteras también en
el total, con 37 de las 61 que computaban al cierre dominical.
A los chinos les gusta la historia. Y no olvidan a su
primer campeón olímpico, Xu Haifeng, ganador de la prueba de pistola
libre a 50 metros y 60 disparos, en los Juegos que marcaron el debut de
esta nación, los de Los Ángeles¢ 84.
Ni tampoco a su primer monarca del orbe, el jugador de
tenis de mesa Rong Guotuan, quien ganó el título en singles masculinos
en el 25 campeonato mundial de este deporte, en Alemania del Este, la
antigua RFA, en 1959. Guotuan, primero, y Haifeng después, son parte de
dos generaciones de atletas que sembraron las raíces de esta nueva
hornada que está a punto de convertir a China en el sexto país que gana
unos Juegos Olímpicos, pues marcha delante con 16 preseas áureas de
ventaja sobre Estados Unidos.