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Viernes 8 de agosto del 2008

 

Antes de la arrancada

domingo 17 de agosto del 2008

Cerró el tiro con un increíble 4.4

ENRIQUE MONTESINOS, ENVIADO ESPECIAL

BEIJING.—Las finales en el tiro deportivo, aparte del principal motivo de los requerimientos de la televisión, parecen haber sido hechas para alterar los nervios de los por antonomasia flemáticos especialistas de este deporte.

En la prueba final del certamen olímpico, la de fusil tres posiciones, 50 metros, se cometieron deslices antológicos.

El recordista mundial y olímpico, el esloveno Raymond Debevec (1 186 y 1 177 en clasificación y 1 287.9- 1 275.1 de finales) tiró nada menos que un 7.7 en la primera de diez rondas y, tras un eficaz 10.2, en la tercera volvió a desconcentrarse con un 7.9. Debevec terminó delante la tirada clasificatoria con 1 176 a uno del récord impuesto cuando se coronó en Atenas 2004.

En medio de los habituales diez que acompañan a los estelares, el chino Jian Qiu, a la postre campeón, aceptó aparentemente sin inmutarse un 8.8 en el segundo.

Lo insólito ocurrió en el décimo y último disparo, cuando era inminente la victoria del estadounidense Mathew Emmons, el romántico esposo de la checa Katherine Emmons que había disfrutado ante las cámaras de las dos medallas de aquella, la de oro en rifle de aire y la de plata en tres posiciones.

Emmons, con un 9.7 inicial, siete diez y un 9.8, disfrutaba de cómoda ventaja de al menos 4 puntos sobre sus atribulados rivales, que a la sazón ya peleaban solo por la de plata.

Entonces fue cuando cerró con un insólito 4.4 que causó tanto estupor en sus parciales como desencadenó la alegría en el polígono beijinés, porque le daba la medalla de oro al representante local, quien en ese último intento había aprovechado el 9.8 del ucraniano Sukhorukov para descontar con un 10.0 la ventaja de una décima de aquel e irse delante por la misma mínima diferencia que lo coronaría campeón, 1 275.5 por 1 275.4.

Casualmente el disparo de Emmons que produjo tan inesperado desenlace fue el último de las competencias olímpicas de tiro y desencadenó múltiples emociones.

No era la primera vez que Emmons incurría en un desfase similar, pues hace cuatro años en Atenas tuvo que conformarse con el octavo y último puesto cuando disparó a una diana contraria. Esta vez su ventaja era tan grande que pese al increíble yerro logró terminar en la cuarta posición (1 270.3), relativamente cerca del astro Debevec, que al cerrar con un formidable 10.8 obtuvo al menos la de bronce (1 271.7).

El suceso confirma que la anfitriona República Popular China, además de la tremenda calidad mostrada por sus deportistas, aprovecha los "breaks" de este tipo —incluidos los de su principal contrincante, Estados Unidos—, en su inexorable marcha hacia el primer lugar del medallero general por primera vez en la historia de los Juegos Olímpicos de la Era Moderna.

En la misma prueba el cubano Eliécer Pérez concluyó en la posición 47, entre 49 concursantes, con un total discreto de 1 134 puntos de 1 200 posibles, desglosado en 394 de tendido, 373 de pie y 367 de rodillas.

 

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