En un solo intento Ibrahim Camejo resolvió su clasificación para la
final del salto largo de los Juegos Olímpicos de Beijing, y ya son
muchos los que se preguntan si el cubano dará sorpresas en el Estadio
Nacional chino.
Sus 8,23 metros significaron la segunda mejor marca de esta etapa
eliminatoria, sólo superada en cuatro centímetros por el griego Louis
Tsatoumas, uno de los aspirantes al título de la especialidad.
El favorito de mayor rango, el panameño Irving Saladino, con agonía
plantó 8,01, y entró en la final porque nada másque tres saltadores
pudieron superar los 8,15 exigidos para la clasificación.
Con 26 años, Camejo llegó a Beijing cargado de sueños, pero también
con la segunda mejor de la temporada, un 8,46 conseguido en Bilbao en
junio pasado que sólo ha superado el panameño, todo un fuera de serie en
el que su país confía le dé su primera medalla de oro olímpica.
Ambos comparten una admiración común: Iván Pedroso, el capitalino que
alguna vez fue llamado Iván El Terrible, campeón olímpico en Sidney y
con una maleta cargada de medallas y reconocimientos.
En el tanque de salto del Nido de Pájaro se dirimirá la final este
lunes, el recién llegado de la pequeña Isla de la Juventud quiere batir
a grandes figuras, no sólo al panameño y al griego, también a figuras
como el británico Greg Rutherford y el saudí Hussain Taher al Saba, con
buenas marcas en la temporada.
A su lado tendrá además a su compatriota Wilfredo Martínez, un joven
de 23 años que se estiró hoy hasta 8,07 metros, pero con cota personal
de 8,31.
Ambos tienen posibilidades de alegrar a la afición cubana