La cubana Zulia Calatayud no pudo entrar a la final de los 800 metros
planos de los Juegos Olímpicos, su rostro luce agotado, pero sin
tristezas proclama: "he dejado mi corazón en la pista".
Al dejar el Estadio Nacional de Beijing, la corredora pasó revista al
año que quizás ha significado el de mayor entrega en su vida de atleta,
cuando al mismo tiempo intentó regresar a las competencias después de
una larga etapa de enfermedad y asumió la preparación para obtener los
mejores resultados posibles en la cita estival.
No pasó a finales, hubo ocho mejores que ella, sin embargo su tiempo
de 1:58.78 minutos fue el mejor para ella en la actual temporada, y sólo
por décimas no logró entrar entre las aspirantes a medallas.
Quiero que mi pueblo sepa que he dado lo mejor de mí, pasé un año
entero entrenando mañana, tarde y noche con la mirada puesta en Beijing,
hoy corrí hasta mi último aliento pero en paz con mi conciencia,
manifestó la atleta, que en noviembre próximo cumplirá 29 años.
Campeona mundial de los 800 metros en Helsinki 2005, Calatayud tiene
como mejor marca personal 1:56,09 minutos, pero en la etapa preolímpica
apenas había podido bajar de dos minutos en dos oportunidades.
Sólo ella y sus entrenadores sabían que sólo a fuerza de coraje y con
sus extraordinarias condiciones de atleta podía llegar hasta donde llegó
en esta jornada.
Frente a la extraordinaria legión de corredoras africanas y rusas
estuvo excelente, cada metro vencido significaba un paso de cuentas a
los infortunios de la salud, pero aun así —con vergüenza deportiva—
prefiere elogiarlas y decir que hubo ocho que fueron mejor que ella.
Sólo queda decirle: quizás en resultados atléticos pueda ser de esta
manera, en dedicación y entrega sería muy difícil determinarlo.
Con infinito agradecimiento, Calatayud envío un saludo a todos los
que hicieron posible su retorno a las pistas y posibilitaron que dejara
el corazón en la pista del flamante estadio chino