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Viernes 8 de agosto del 2008

 

Antes de la arrancada

miércoles 13 de agosto del 2008

¡Adiós, leyenda!

Miguel Hernández y Ricardo López Hevia (foto), enviados especiales
miguel.hm@granma.cip.cu

BEIJING.— El podio esta vez le dio la espalda. Ingrato pedestal. A pesar de saber que no estaba dispuesta a tirar la toalla, de su espíritu luchador, de que ocultaba el dolor de su maltrecha mano, que arrastraba en su procesión íntima y en silencio sus sacrificios personales de largos meses. Se despedía sin galardones, por primera vez. Y era la última vez.

Driulis Gonzáles, multimedallista olímpica

Había llegado a Beijing en su intento de una quinta medalla olímpica. Fue campeona en Atlanta, en los 56 kg; subcampeona (57 kg) en Sydney’00, y bronce en Barcelona’92 y Atenas’04, en 56 y 63 kg, respectivamente. Y por si fuera poco ¡tres veces titular del mundo!

"No me siento contenta, pero tampoco triste porque he realizado una carrera deportiva muy bonita y pensaba irme con un metal aunque, bueno, no fue así ¿y qué se puede hacer? Simplemente disfrutar ahora lo que he hecho durante toda mi vida deportiva".

¿Qué te pasa en la mano?

"La tengo lastimada, los dedos... Eso me afectó para el agarre. Pero eso no justifica mi derrota. La japonesa se preparó bien; es campeona olímpica de Atenas y yo le había ganado en el Mundial de Río el pasado año. Aquí estuvieron las siete mejor rankeadas del mundo. No hay casualidad".

Al final Ayumi Tanimoto ganó el oro en los 63 kg, la francesa Lucie Decosse la plata, y la holandesa Willeboordse y la norcoreana Won Ok Im, el bronce. A todas, la guantanamera hace apenas un año, con menos deuda de gimnasio, las desbancó.

Después de quedar libre en el sorteo, ganó sus dos combates preliminares ante la austríaca Claudia Heill, subcampeona olímpica de Atenas, por superioridad, y a la china de Taipei, Wang Chin Fang, por un yuko. En la semifinal no pudo contra la de los ojos rasgados que la inmovilizó a los 3:34 minutos (mientras centenares de otros ojos rasgados agitaban banderitas en las tribunas), y en la repesca la Willeboordse, bronce mundial, la aventajó por una koka ya en el tiempo extra de "la regla de oro".

Pero quizá se podría decir que el árbitro en tu pleito contra la holandesa no te dio tiempo para arreglarte la chaqueta y después la penalización y que¼

"Ya te dije que la derrota no tiene justificación. Cuando pierdo analizo en mi fuero interno, pero de ahí a decir que por eso perdí, no, no, nada de eso".

Entonces ¿te hemos visto por última vez en el tatami?

"Seguro. Ya he enfrentado muchísimo sacrificio para llegar a esta Olimpiada: dejar a mi hijo, prácticamente se ha criado con el padre, limitarme de fiestas, bailes, de todo. Ya es hora de que le dedique más tiempo al niño y a mi vida. Voy a cumplir 35 el mes próximo. No hubiera querido irme así, pero sí, ya digo adiós".

Adiós entonces a la judoca que marcó una época, a la que pareció no dejarse vencer nunca dentro y fuera del tatami. A la que mientras se despedía anoche de este santuario del judo le decían los chinos que conocían de su palmarés, "gong chi" ("congratulaciones"). Aunque el podio le haya cerrado el paso a la mujer leyenda.

 

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