BEIJING.— Todas las especulaciones quedaron atrás. A
partir de hoy el terreno será el amo y señor, cuando rompan las
hostilidades del deporte que es pasión de todos los cubanos, el béisbol,
con cuatro partidos y el clásico entre Cuba y Japón colocado con toda
intención en el turno estelar, a las 7:00 p.m, hora local, las 7 de la
mañana en nuestro país.
Abrir ganando es siempre placentero. Por esa razón, el
mentor Antonio Pacheco decidió darle la bola a un hombre de su entera
confianza, el derecho de la playa Siboney, Norge Luis Vera, un veterano
de dos Juegos Olímpicos y tres Copas del Mundo, a quien mucho extrañamos
en el Primer Clásico.
La alineación será la que ya hemos visto con
anterioridad en el torneo de Haarlem, con Giorvis Duvergel como hombre
proa, Michel Enríquez custodiando la antesala, Yulieski en la
intermedia, Malleta en su acostumbrada función de cuarto bate, Cepeda en
su nueva responsabilidad como bateador designado, Alexei Bell debutando
con el equipo Cuba en un torneo oficial, Alfredo Despaigne o Yoandry
Urgellés a cargo del bosque izquierdo (en dependencia de un cambio
japonés de abridor), Pestano portando los arreos y Paret guante en mano
defendiendo el campo corto.
Japón es toda una potencia beisbolera. Comparte con Cuba
el récord de más partidos olímpicos jugados, 36 en total, y en uno de
ellos superó a los actuales monarcas, 6-3, en Atenas. Su mentor, Sen-Ichi
Hoshino, declaró cuando lo nombraron hace más de un año que quería la
medalla de oro.
Para intentar conseguirlo reunió un conjunto de buenos
jugadores de la Liga Profesional de su país, todos regulares en sus
respectivos equipos. La proyectada alineación nipona reúne a tres
hombres muy rápidos en los primeros turnos —el camarero Nishioka, el
antesalista Kawasaki y el jardinero central Arai—, y dos de los llamados
bateadores del momento clave, Arai e Inaba, inicialista y jardinero
derecho, respectivamente, sin olvidar al jonronero Murata, sexto turno.