BEIJING,
(AIN). — Solo puedo decir que entregué hasta el corazón, sentenció hoy
aquí el luchador cubano Roberto Monzón tras perder su pleito por la
presea de bronce en el torneo del estilo grecorromano de los XXIX Juegos
Olímpicos.
Hubiera querido regalarle al menos esta medalla a nuestro pueblo, a
mi madre, a mi padre, a mi esposa, a mi hijo, pero no pudo ser, aunque
se hizo todo lo posible, añadió visiblemente contrariado luego de caer
en dos tiempos ante kirguizo Ruslan Tiumenbaev.
El nivel está muy alto y esto ratifica que llegó el momento del
retiro, porque el cuerpo no es el mismo después de tantos años, explicó
en medio de un esfuerzo evidente por contener las lágrimas.
Su paso sobre el colchón de la Universidad Agrícola de Beijing
comenzó con victoria de 2-1 sobre el francés Sebastien Hidalgo en
eliminatoria donde después cayó 0-2 ante el ruso Islam-Bek Alviev, a la
postre monarca por sobre el azerí Vitaly Rahimov.
Ya en la repesca superó 2-1 al turco Soner Sucur, pero el cierre le fue
adverso, tal como le sucedió a su compañero, el líder continental de los
55 kilos Yasnier Hernández, quien comenzó el repechage con victoria de
2-0 ante el egipcio Mostffa Mohamed y en el intento por acceder al podio
cayó 0-2 a manos del armenio Roman Amoyan.
Hernández había debutado bajo los cinco aros con victoria de 2-0 a costa
del coreano democrático Kwang Su Cha, y avanzó en busca del premio
bronceado porque el azerí Rovshan Bayramov, que después le superó 2-1,
llegó a finales, donde perdió con el ruso Nazyr Mankiev.
La categoría de Monzón también vio despedirse sin lauros al
sudcoreano campeón defensor Ji-Hyun, y la de Hernández al iraní triple
titular del orbe Hamid Soryan, dos de las varias estrellas con similar
desenlace este martes.