El jefe del colectivo técnico de la selección de femenina cubana de
judo, Ronaldo Veitía, aseguró que fue un despojo la decisión tomada por
los árbitros en el segundo combate de Yurisleidis Lupetey,
correspondiente a la división de los 57 kilogramos.
Luego de acaloradas discusiones con varios de los responsables del
arbitraje olímpico en Beijing, el entrenador cubano comentó que si
existe otro calificativo superior al despojo en el periodismo, es
preferible escribirlo y decirlo para comprender lo sucedido sobre el
tatami en la pelea entre Lupetey y la tunecina Nesria Jelassi.
"Luego de su victoria por wazari ante la haitiana, Lupetey iba muy
bien en el organigrama. La acción comienza con un UCHI-MATA de ella,
pero al caer la tunecina lo borran y se lo ponen en contra. Al estar
inseguros los árbitros van al retrovideo y se aprecia que era para la
cubana", relató Veitía.
"Me doy cuenta de eso porque un árbitro puertorriqueño hace señas
para que me calmara porque tenía la razón, pero cuando van a entrar los
árbitros al tatami, viene el jefe de reglas y arbitraje, el español Juan
Carlos Barco, que estaba en el tatami contrario, y dice que se lo den a
la tunecina, porque lo apreció así, como si él fuera el dios
todopoderoso del judo", expresó.
El veterano entrenador consideró eso como una gran injusticia porque
lo que había detrás de esa actitud era beneficiar a la española Isabel
Fernández, presumible rival de Lupe tras caer muchas favoritas, y a la
que Lupetey le había ganado en Atenas 2004 discutiendo la medalla de
bronce.
Tampoco eso paga el dolor y el llanto de vergüenza de dos horas, con
una partidura en la nariz de tres puntos", acotó Veitía, quien recordó
que en el mundial del 2003 le sucedió a la misma judoca algo similar,
casi idéntico.
Con respecto a lo que pasará en las próximas horas, el preparador
sentenció: "aquí no hay jurado de apelaciones, aunque nosotros estamos
abogando porque se haga como en otros deportes, donde se paga un dinero
y se revisa el combate por ese tribunal".
"Vamos a presentar una protesta formal en la que llamaremos al
respeto, a la conducta ética que hay que tener para evitar que un
trabajo de cuatro años y el prestigio ganado por el judo femenino cubano
se ofendan de esa manera", afirmó