sábado 9 de agosto del 2008
China deslumbró al mundo
Sigfredo Barros y Ricardo
López Hevia (fotos) enviados especiales
sigfredo.bs@granma.cip.cu
ricardo.lh@granma.cip.cu
 BEIJING.—
Una mezcla de espíritu, inventiva y cultura chinos al más alto nivel. Un
espectáculo inigualable vieron ayer más de 4 000 millones de seres
humanos en la ceremonia oficial de apertura de los XXIX Juegos Olímpicos
Beijing 2008, que hoy comenzarán su quehacer competitivo.
Resumir en palabras lo acontecido en esa maravilla arquitectónica que
es el Nido de Pájaro resulta difícil. Como difícil debe de haber sido
para el director artístico, el cineasta Zhang Yimou, ofrecer en 50
minutos un panorama de los 5 000 años de cultura del pueblo chino.
Mas puede decirse que lo logró, ayudado por miles de artistas que
dieron lo mejor de sí, de la impresionante banda sonora que los
acompañó todo el tiempo y de los efectos lumínicos iniciados con el
conteo regresivo de los segundos que faltaban para llegar al minuto
ocho, del mes ocho del año 2008, un número de suerte para los
habitantes de este país.
Ante más de 90 000 espectadores —entre ellos casi 80 jefes de
Estado y personalidades—, se sucedieron varios cuadros
significativos de la historia de esta nación. Al compás de los 2 008
miembros de la Banda Fou (antiguo instrumento de percusión chino de
gran sonoridad), con profusión de fuegos artificiales, disfrutamos
de una remembranza sobre la invención de la pólvora hace más de 800
años.
Después se alzaron 29 torres en el centro del escenario, un símbolo
de estos XXIX Juegos, y seguidamente se desplegó un rollo de papel en
bellos colores, otro homenaje a una invención china, y a continuación 3
000 "discípulos de Confuccio" protagonizaron una representación de los
tipos movibles, otra de las cuatro grandes creaciones de este pueblo,
junto a la brújula. Los 897 participantes se mantuvieron 10 meses
entrenando en busca de la perfección vista por todos.
No fueron olvidados momentos importantes de la historia como el
camino de la seda, manifestaciones artísticas como la ópera china, las
artes marciales como el Taiji quan —de una marcialidad exquisita por
parte de sus 2 008 practicantes, por solo mencionar las más llamativas.
Las ceremonias protocolares se cumplieron con exactitud: el desfile
de las 204 delegaciones, un récord, (con la representación cubana en el
lugar 46 presidida por su abanderado, el campeón mundial de lucha greco
Mijaín López); los discursos del titular del COI, Jacques Rogge, y del
presidente del Comité Organizador, Liu Qi; la declaración oficial de
apertura a cargo de la máxima autoridad de esta nación, Hu Jintao; la
entrada de la Bandera Olímpica; el juramento atlético y el de los jueces
y árbitros; la interpretación del Himno Olímpico por el famoso cantante
chino Liu Huan y la británica Sarah Brightmann.
Finalmente, el momento de mayor expectación, el único que no estaba
especificado en la guía entregada a la prensa: el encendido del
pebetero. Fue el triple campeón olímpico de gimnástica, Li Ning, el
encargado de hacerlo, suspendido en el aire, dando la impresión de que
caminaba por la parte superior del estadio. Allí acercó la antorcha a un
tubo que comunicaba con el pebetero y este ardió ante el clamor de todos
los asistentes.
Si es cierto que el número ocho es de buena suerte, bien han
comenzado estos XXIX Juegos, con una ceremonia que pasará a la historia
como la más espectacular de todas. |