La
Ciudad de México acogió, Juegos Olímpicos del 12 al 27 de octubre de
1968. Ha sido la única vez que la gran fiesta del deporte mundial ha
tenido asiento en Latinoamérica.
Los Juegos fueron cubiertos por más de 4.373 periodistas Más de 600
millones de espectadores pudieron seguir vía satélite el desarrollo de
los mismos. Se inscribieron 5 531 atletas de 112 naciones, quienes
vieron como Enriqueta Basilio encendió el pebetero la atleta.
Se consideran los Juegos de las grandes marcas, aun cuando había temor
que estas estuvieran muy por debajo, pues la altitud de la capital
mexicana, 2 260 metros sobre el nivel del mar, fijaba un reto
difícil
Y
ciertamente, en el atletismo, se resintieron los tiempos en las pruebas de
fondo y medio fondo pero en las cortas y los saltos fue determinante para
conseguir estupendos registros.
Por ejemplo, el estadounidense Jimmy Hines se convirtió en el primer
hombre en bajar de los 10 segundos en 100 metros, consiguiendo 9'99.
Su compatriota Lee Evans logró un tiempo de otra galaxia para la
década de lops sesenta. Logró la victoria en la prueba de 400 metros
batiendo los récords olímpico y mundial con 42 segundos y 83 décimas.
La también norteamericana Wyoma Tyus ganó los 100 metros batiendo el
récord olímpico y mundial con un tiempo de 11 segundos.
Las pruebas de relevos, tanto en la categoría masculina como la
femenina, las coparon los norteamericanos, estableciendo ambas cuartetas
nuevas marcas mundiales.
Igualmente en los 200 metros lisos el atleta norteamericano Tommie
Smith venció con nuevo record mundial y olímpico con 19,8 segundos.
Pero
la marca más espectacular fue la del norteamericano Bob Beamon, quien en
salto de longitud llevó el récord del orbe hasta los ocho metros y 90
centímetros.
Los africanos coparon todas las pruebas de fondo. La maratón lo ganó
el etíope Mamo Wolde, que también consiguió plata en la prueba
de 10 000 metros. Wolde fue quien mantuvo el reinado de Etiopía en
los 42 kilómetros y 192 metros, pues en la capital azteca el mítico
Abebe Bikila tuvo que abandonar la carrera.
Otro
récord, no mundial, pero si olímpico, que pasó a la historia fue el del
estadounidense Dick Fosbury Y es que este saltador llamó ala atención de
todos los competidores y espectadores, pues por primera vez un saltador
atacaba la varilla de espalda, cuando todos lo hacían de frente, en un
estilo conocido como rodillo ventral.
Fosbury nunca más volvió a competir, pero ese estilo que lleva su
nombre, permanece en la actualidad.
Otra hazaña de los XIX Juegos fue la del norteamericano Al Oerter,
quien con su triunfo en lanzamiento del disco, logró completar una cadena
de cuatro títulos consecutivos en la especialidad.
La llamada reina de estos Juegos fue la checa Vera Calasvska, al
ganar cuatro medallas de oro(concurso individual, barras asimétricas,
saltos y suelo) y dos de plata (concurso por equipos y barra de
equilibrios).
Demostró, además, de ser una magnífica gimnasta, saber cómo ganarse
el afecto y simpatía de los espectadores mexicanos, al interpretar sus
ejercicios con música típica del país sede, lo que provocó el delirio
del público.
Celebró su boda durante esos Juegos, contrayendo matrimonio con el
también atleta y compatriota Josef Odlozil, rodeado de mariachis locales.
Dos nombres comenzaron a escribirse en los cintillos en la Ciudad de
México. Ambos, por cierto, estarían varios años, copando los titulares
de la prensa. El alemán Rolland Mathwes y el norteamericano Mark Spitz
iniciaron sus carreras medallistas en Juegos Olímpicos en estos Juegos.
El primero venció en 100 y 200 espalda en 1968, mientras Spitz,
venció en 4 x 100 y 4 x 200, en tanto consiguió plata en 100 mariposa y
bronce en 100 libres.
Estados Unidos regresó a la cima del medallero con 107 medallas, de
ellas 45 de oro, 28 de plata y 34 de bronce. La URSS, que desde 1956 se
mantuvo en esa cumbre terminó con 91 preseas (29-32-30).
Medallero
de México-1968