No podía ser otra nación que no fuera la griega la
que diera a la luz los Juegos Olímpicos de la era moderna. En Atenas, su
capital, el sueño del Barón Pierre de Coubertín comenzó a hacerse
realidad desde el 6 de abril de 1896 cuando el Rey de Grecia dejó
oficialmente inaugurados los Juegos de la Primera Olimpiada. Habían
transcurrido 1 503 veranos del decreto de Teodosio I, de Roma, que en
el año 393 después de nuestra era, abolió los Juegos de Olimpia.
Y
ese sueño tuvo la primera recompensa en el pecho del estadounidense John
Conolly, quien abrió el casillero de medallas de oro de estas citas al
estirarse hasta los 13 metros y 71 centímetros en la competencia de salto
triple.
Un total de 245 atletas, todos hombres, pues la
herencia helénica de Coubertín también incluyó la exclusión de las
mujeres de los Juegos, participaron en las lides de nueve disciplinas:
atletismo, lucha grecorromana, pesas, tiro, esgrima, tenis natación,
gimnasia artística y ciclismo. El estadio Pericles, construido para la
ocasión, fue el anfitrión principal de la fiesta deportiva.
Fueron 14 las naciones que respondieron a esta primera
convocatoria. Alemania, Australia, Bulgaria, Chile, Dinamarca, Estados
Unidos, Francia, Gran Bretaña, Grecia, Hungría, Suecia y Suiza, son los
pabellones fundadores de los Juegos.
Si
bien el norteamericano Garret, dejó atónito y frustrado a los griegos
por su triunfo en el lanzamiento del disco, prueba pionera de los Juegos
Olímpicos Antiguos, y en la que Garret fue el único concursante
extranjero, los anfitriones si desbordaron de alegría cuando Spridiom
Luis tendió un puente con sus antepasado al coronarse campeón de la
carrera de la maratón, modalidad que Coubertín incluye en los Juegos
como homenaje justamente a Grecia y en honor al guerrero Filípides quien
recorrió 40 kilómetros para transmitir las noticias de la batalla de la
maratón e indicar que los persas habían invadido.
Estados Unidos mayoreó en la natación, Francia en el
ciclismo y Alemania en la gimnasia.


Medallero
de Atenas-1896